Esto es un texto que escribí a finales de 2005, hace ahora algo más de un año. Lo encontré perdido en un disco duro.
Tarde de viernes. Vamos a ver unas exposiciones en el
Mundo Real, a una sala de la
Obra Social de Cajacanarias. En una de ellas empiezo a hacer unas fotos generales de la sala (a pulso, con mi anticuada cámara de 2Mb) como recuerdo de haber estado, porque las obras realmente no me interesan. Me deben estar vigilando por una cámara de seguridad, porque enseguida aparece casi corriendo la persona que cuida la sala a indicarme, agitada, que no se permite tomar fotos; me dice además que los artistas no lo permiten. Yo de inmediato borro las fotos ante ella y le pongo en duda su seguridad de que los artistas no quieran que se fotografíen las obras, pero ella me lo confirma y me lleva al piso de arriba donde uno de los que exponen está quitando sus cuadros de la pared y empaquetándolos; debe ser el último día de la exposición pero quizá no habría estado mal que se quitaran las obras
después de haber terminado la exposición y no
antes. El artista confirma y argumenta que él no da permiso para hacer fotos de su obra en la sala.
Nos metemos en un debate, en el que me entero de cosas sorprendentes: la sala pertenece a CajaCanarias, una entidad bancaria que tiene una
obra cultural (eso ya lo sabía) y al parecer hace un tiempo tuvieron un problema con un artista que les reclamó derechos sobre obras suyas en un catálogo de su propia exposición, es un tema extraño pero el caso es que la Entidad decidió
protegerse (sic) y lo hizo poniendo por norma entre otras cosas que no se pueden hacer fotografías de las exposiciones, sólo la prensa y unas pocas fotos de ambiente; a los artistas se les consulta siempre para confirmar que tienen una postura similar; sólo dejarían hacer fotos si se presentara un documento firmado por el artista, o sea que lo consideran la excepción.
Tienen un cartelito a la entrada de la sala con una camarita tachada (no lo había visto). Yo quise explicarle la posibilidad de que la entidad, en vez de
protegerse cerrándose, podría haberlo hecho
abriéndose, por ejemplo poniendo como norma que los artistas que expongan acepten la difusión de su obra colgada en la sala y las fotos sobre ella, y si no, que lo indiquen, como excepción, por escrito, o mejor, que no expongan si no quieren que sus obras se difundan, que tiene más lógica. A la larga, para favorecer la cultura, ¿qué es mejor?
¿abrise o cerrarse?.
El artista en cuestión que embalaba sus obras sostenía que no quería que
nadie se beneficiara económicamente con su trabajo, por ejemplo
vendiendo fotos de sus cuadros en internet (sic) aunque sólo ganaran
un euro(sic) ya le parecía un daño moral suficiente para negar el permiso;
la gente no está acostumbrada al NO decía.
Perdimos un poco de tiempo y energía intentando que se cuestionara si la difusión de su obra, incluso realizada por alguien que sacara un beneficio, no lo beneficiaba sobre todo a él, difundiendo su obra. No le interesaba esa línea de pensamiento. Insistió varias veces con lo de la venta de fotos de pinturas. Yo que llevo usando internet desde 1995, si alguien me pide opinión sobre vender fotos de sus cuadros via internet, incluso si fueran a muy buena calidad y fueran avaladas por una firma del propio autor etc. le diría que se olvidara del negocio, no funcionaría. Pero él seguía hablando de internet como de algo en todo caso, negativo. La persona que llevaba la sala tampoco entendió en ningún momento la diferencia entre su postura de cultura restrictiva y la nuestra de cultura libre. Ambos defendían su postura de la cultura del permiso sin escuchar. Supongo que nosotros tampoco escuchábamos mucho, pero el caso es que yo ya conozco la cultura del permiso, la cultura de las restricciones, llevo años leyendo libros y textos sobre estos asuntos y creo tener información y criterios fundamentados para hacerme una idea de hacia dónde nos lleva.
Cultura Libre sigue siendo un buen punto de partida.
El artista incluso hablaba con optimismo de la posibilidad de crear a partir la obra de
Lope de Vega como ejemplo de que las leyes son justas. Sólo con esto cualquiera que conozca lo que ha pasado en los últimos años en las leyes sobre propiedad intelectual puede hacerse una idea del grado de desinformación que tiene. No le vendría mal leerse, para empezar,
Aquellos que poseían la Biblia, luego podría leer algo sobre los derechos de la obra de Joyce, o echarle un vistazo a
Copia este libro de David Bravo.
Lo más delicioso para mí es que en la misma sala, parte de los cuadros de otros artistas estaban basados a su vez en otras obras: por ejemplo, se podían ver unos grandes dibujos a lápiz, de mucho nivel técnico, evidentemente copiados de fotografías (
dibujo sinecdótico, según la nota de prensa de la exposición); otras piezas eran imitaciones de murales pompeyanos, incluso realizados al fresco
traer la antigua pintura romana al arte plástico presente, según los textos de la exposición).
Y, a menos de cien metros, la otra sala de exposiciones de la misma entidad presentaba una exposición de
homenaje a Vermeer donde según la nota de prensa:
se cierra un curioso círculo cultural, que nace en el cuadro, se desenvuelve en la novela, se recrea en el cine, para terminar, de nuevo, en la pintura
Esta descripción resume una sucesión de obras derivativas pero no nos prepara para la
simple y cruda realidad: en la sala, ver reproducidos al óleo y acuarela (con una técnica muy limitada) unos 70 fotogramas o fragmentos de fotogramas de la película
La joven de la perla.
Perfecto que se copien imágenes de una película, aprovecharse del trabajo de un director de arte, otro de fotografía vestuario, maquillaje, decorados, etc etc. de hecho me parece genial y un ejemplo de cultura libre, casi de
illegal art ya que no vi ninguna referencia a hacer pedido permisos a
Lion's Gate Films aunque eso sí, qué coherencia tiene esta entidad cultural con una política de cultura restrictiva para los demás y una libre para mí.
En casa, visito en internet su Galería Virtual, que me han anunciado en la propia exposición y lo que veo es un dossier de prensa, igual a todos los dossier de prensa de siempre y
una imagen de una de las obras, sólo
una. Me pregunto para qué se tomaron la molestia de ponerla.
Quizá querían hacer un chiste llamándola Galería Virtual. O quizá sólo tenían esa raquítica galería para ratificar sus ideas demonizadoras sobre Internet. En eso sí veo coherencia, los defensores de las restricciones sueñan con un mundo analógico,
totalmente controlado, sueñan con que nunca hubiera existido esa internet.
Las
condiciones de uso que ellos mismos establecen en su web son exhaustivas y restrictivas. Como era de esperar prohibían los enlaces a cualquier página interior,
Los Usuarios que deseen establecer un hiperenlace entre su página web y la web deberán establecerlo únicamente con la home-page o página primera de la web
prohiben el uso no autorizado de cualquier material,
el Usuario queda enterado que la reproducción, distribución, comercialización o transformación de los contenidos y/o servicios de la web, constituyen una infracción penalizada por la legislación vigente
prohiben prohiben prohiben.
Un caso, el de una institución que se dedica a la difusión de la cultura y sin embargo con todas esas prohibiciones, con ese uso inútil de internet, con una política de enlaces restrictiva, que recuerda mucho a la Biblioteca Virtual Cervantes, citado en
Malaprensa o por
Daniel Rodríguez Herrera.
Para mí lo central es ver que desde una isla, una entidad cuyo fin declarado es
la promoción y difusión de nuestra cultura adopta políticas así. ¿Veremos algún día en estas islas alguna iniciativa al menos remotamente similar a
Internet Archive que realmente
difunda. Los responsables que decidieron en su día obligar a
pedir permiso ¿eran conscientes de a qué tipo de cultura lleva ese camino a largo plazo?.
La imagen: stencil graffiti anónimo encontrado en La Laguna