...Pero antes, debéis poneros unos anteojos.
- ¿Por qué? - preguntó Dorothy.
- Porque, si no os los ponéis, el brillo y la grandeza de la Ciudad Esmeralda os dejarán ciegos. Incluso los que viven en la ciudad tienen que llevar los anteojos puestos día y noche.
Abrió la caja que tenía al lado y Dorothy vio que estaba llena de anteojos de todas las formas y tamaños. Todos tenían los cristales verdes. El guardián de las puertas buscó un par para Dorothy que le quedara perfectamente y se lo puso para protegerle los ojos. Tenía dos cintas doradas pegadas que se pasaban por detrás de la cabeza hasta la nuca, y allí se ataban con una llavecita que colgaba del extremo de una cadena que el guardián de las puertas llevaba al cuello. Una vez puesto, Dorothy no se los podía quitar aunque quisiera, pero desde luego, no deseaba que la cegase el resplandor de la Ciudad Esmeralda, así que no dijo nada.
Capitulo XI
La maravillosa Ciudad Esmeralda de Oz
Incluso con los ojos protegidos con los anteojos verdes, el brillo de la maravillosa ciudad deslumbraba a Dorothy y a sus compañeros. A ambos lados de las calles había casas preciosas de mármol verde tachonadas de esmeraldas relumbrantes por todas partes. El pavimento de la calzada por las que andaban era del mismo mármol verde y las junturas de las losas estaban adornadas con hileras de esmeraldas muy seguidas que brillaban al sol. Los cristales de las ventanas eran verdes y hasta el cielo que cubría la ciudad tenía un reflejo verde; también los rayos del sol eran verdes.
L. Frank Baum. El Mago de Oz, 1900.
Traducción: Concha Cardeñoso Sáenz de Miera. El Mago de Oz, edición anotada. El Aleph Editores 2002.
Muy probablemente, los puntos de vista más clarificadores sobre esta Bienal de Arquitectura, Arte y Paisaje de Canarias no se encuentran en sus textos oficiales, sino en opiniones, entrevistas y citas reunidas en este hilo de canarias.indymedia.
De obligada lectura los textos de Mariano de Santa Ana: Paisaje y poder:
¿Cuál es el propósito de esta bienal? El presidente del Gobierno canario, Adán Martín, lo explica así en la web oficial: "Conscientes de donde vivimos, en unas islas limitadas por un escaso territorio, pero estratégicamente situadas, con un crecimiento poblacional progresivo y una fuerte presión urbanística, el proyecto es sinónimo de oportunidad, un espacio de convivencia creativa e intelectual". Palabras subyugantes del titular de un ejecutivo con grandes frentes paisajísticos abiertos, como su proyecto de megapuerto de Granadilla, objeto de una extendida contestación; del responsable de un gobierno que guarda en algún cajón las directrices de ordenación del paisaje en Canarias, redactadas por Flora Pescador, quizá porque no casan con su visión economicista del paisaje.
o el extracto de la entrevista a Fernando Gómez Aguilera, poeta y director de la Fundación César Manrique (texto completo de la entrevista en este PDF) de la que no me resisto a citar estas dos preguntas:
-No quiero acabar sin preguntarle por su opinión sobre la Bienal Arquitectura, Arte y Paisaje que anima el Gobierno Canario. Algunos artistas destacados que han trabajado con el paisaje (José Herrera, Luis Palmero, Gonzalo González…) no participan. La Fundación tampoco colabora. ¿Ha preferido quedarse al margen de lo que parece propaganda paradójica de un Gobierno que mantiene congeladas leyes de protección de la naturaleza, anima el puerto de Granadilla o se empecina en intervenir en Tindaya?
-Quiero comenzar expresando mi reconocimiento profesional a Rosina Gómez Baeza, persona a la que aprecio y admiro. Organizar una Bienal de Arte, Arquitectura y Paisaje a sólo seis meses de las elecciones no me parece la mejor opción y limita de entrada la recepción del proyecto. Los tiempos en cultura, como en política y en la propia vida, son importantes y, a veces, determinantes. Si esta iba a ser una bienal de paisaje, hay que entender que aborda un aspecto de la realidad canaria sometido a gran controversia, en el que inciden fuertemente las políticas económicas, turísticas, ambientales y de infraestructuras. Las Islas constituyen un gran laboratorio paisajístico, al tiempo que reclaman políticas públicas, actuaciones profesionales, procesos, modelos y escalas propias. Se debaten entre la incuestionable riqueza patrimonial, la devastación mercantilista, el sobre-crecimiento antrópico y la ausencia de directrices paisajísticas, que deberían incorporarse al planeamiento del territorio. La explotación y objetualización pasiva del territorio es desconsoladora, de modo que el paisaje no se crea con conciencia expresa, sino como un residuo involuntario producido por la actividad económica, urbanística y de conectividad.
-Los conflictos paisajísticos, territoriales y urbanísticos no son pocos…
-La Bienal se superpone a una circunstancia histórica en la que, en Canarias, estamos concernidos por el debate de los límites al crecimiento turístico, la conveniencia de diversificar el tejido productivo, el replanteamiento del modelo del turismo, la urbanización intensiva de la costa y crecientemente de medianías, las directrices, la moratoria, Tindaya, el puerto de Granadilla, las nuevas pistas de los aeropuertos, el anillo insular de Tenerife, las carreteras de Lanzarote, los campos de golf, los parques temáticos, los muelles deportivos, las grandes superficies, la oferta de ocio complementaria, la corrupción política vinculada al urbanismo, las especies amenazadas, el consumo masivo de combustibles fósiles… Son asuntos que preocupan colectivamente. Todos, grandes focos de alteración y generación conflictiva de nuevos paisajes desestabilizadores, con incidencia directa en la integridad territorial y biológica de las islas y en la vida de las personas. ¿Aborda la Bienal estas turbulencias y controversias paisajísticas? En mi opinión, el paisaje tiene un carácter abiertamente político, por su vinculación al espacio público. De hecho, no es un decorado de fondo, ni un simple estimulador de percepciones creativas, sino el gran espacio público contemporáneo. El paisaje tardomoderno tiene más que ver con la política y la economía que con el arte. No coincido ni con estetizar ni con banalizar el concepto de paisaje sacando obras de arte al aire libre, despojando al discurso de otros aspectos fundamentales. Puede confundir. Su incidencia social y humana, en el contexto de la crisis ecológica y de urbanización planetaria, exige una aproximación crítica, polifacética y transversal. En definitiva, de haber Bienal, me hubiera gustado una verdadera Bienal de paisaje y paisajismo, una materia con escaso desarrollo en España, pero suficientemente conocida en América y Europa, con los estudios y prácticas de “Landscape Arquitecture” y Landscape Urbanism”. Habría contribuido a repensar nuestra realidad territorial y urbana y a poner sobre la mesa análisis y propuestas excluidas del debate público.
o, en fin, este comentario de Ramón Salas, del que extraigo:
Tan convencido estoy de la responsabilidad de nuestros Gobernantes en la degradación del paisaje (económico, social y territorial) como de que la solución a estos problemas sólo está en manos de la sociedad civil, la misma sociedad que, a través de estos foros (y con la misma radicalidad pero con algo menos de vehemencia), puede obligarnos a no utilizar el término paisaje en vano para hablar “de todo en la vida” sino para exigir el control sobre el uso irresponsable de ese fondo de desinterés contra el que deberían recortarse las acciones humanas.
... Los problemas del paisaje son políticos y económicos, pero sus soluciones sólo puede ser de naturaleza cultural, lo cual hace que un foro bienal para pensar el paisaje no resulte sólo pertinente sino indispensable. No obstante, en aras de esa necesidad tenemos no sólo que replantear el formato sino –lo que desde el punto de vista profesional es aún más seductor- la misma naturaleza del arte
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