martes, 2 de diciembre de 2008

Yo también soy legal

ACTUALIZACIÓN 17 diciembre:
Mejor así: si eres legal comparte

si eres legal

Mentira número 5: El Ministerio de Cultura está llevando a cabo una campaña veraz sobre el intercambio cultural en Internet.
¡Falso! Hace una campaña de desinformación a favor de la industria del entretenimiento, haciendo uso de informes y datos manipulados para favorecer dicha industria y en contra del acceso a la cultura de la ciudadanía, gastándose para ello mucho dinero de todos los contribuyentes y contradiciendo incluso al Inspector Jefe de Policía de Delitos Informáticos, al que podían haber preguntado, aunque ya sabían la respuesta.

Solo en la campaña "Si eres legal, eres legal" se ha gastado más de un millón y medio de euros de fondos públicos. La web oficial de la campaña está plagada de mentiras, y ya ha sido criticada por varias asociaciones ciudadanas. Entre otras, FACUA, una asociación de consumidores, mantiene que la campaña no solo extiende mentiras y va contra los ciudadanos sino que es ilegal.



ACTUALIZACIÓN 18 diciembre:
Esto no es por la cultura, esto no es por los autores, esto es por el DINERO: la infame campaña del Ministerio de Cultura siereslegalereslegal paga por aparecer en Google por encima de la contracampaña ciudadana si eres legal comparte como ENLACE PATROCINADO.



" El Ministerio no ha tardado en reaccionar. Ha contraatacado contratando un link de pago para seguir apareciendo por encima en el buscador, eso sí, como enlace patrocinado. Una prepotencia que pone de manifiesto el talante de unos responsables que disparan con pólvora ajena, la nuestra, la de todos, para contrarrestar un ejercicio de protesta ciudadana libre. Quizá les satisfaga en su enojo, pero desde el punto de vista de la comunicación es un error enorme, porque no hace sino reforzar la evidencia del desencuentro con los ciudadanos. Han pasado de la campaña de concienciación al enfrentamiento; un Goliat torpe, enorme, con armamento ilimitado, tratando de vencer a David, que sólo cuenta con su imaginación, pero que juega en terreno propio, la red, donde su oponente demuestra una y otra vez ser como un elefante en una cacharrería.

La siguiente acción prevista es una descarga pública p2p frente a la sede madrileña del PSOE, de la que los organizadores han dado aviso por burofax al mismísimo Ministro de Cultura y al jefe de la Unidad de Delitos Telemáticos de la Guardia Civil para que, en caso de estar cometiendo un delito, cumplan con su responsabilidad y lo impidan. Si eso no sucede, el siguiente paso será exigir al Ministerio que cumpla con su responsabilidad con los ciudadanos, eliminando de su web cualquier insinuación de delito en el uso de las redes p2p, así como una disculpa pública por haber mentido a los ciudadanos."

(Citado de Soitu)









Post original:

Sobre la indignante, mentirosa y tóxica campaña publicitaria del Ministerio de Cultura siereslegalereslegal quería escribir algo, pero mejor que yo lo han hecho ya otros blogs, entre ellos PixelyDixel, a los que les doy las gracias y les copio un post enterito, añadiendo algunos enlaces. Esto lo hago legalmente por supuesto utilizando su licencia Creative Commons, que por cierto en el simpático Ministerio de Cultura, según su campaña aún no se han enterado de que este modelo existe, y además acaba de publicarse la versión 3.0 de las licencias en español.

Pixel y Dixel: Yo soy legal

© | Pixel y Dixel está bajo una licencia Creative Commons |





El Ministerio de Cultura del Gobierno de España ha lanzado la campaña “Si eres legal, eres legal” que criminaliza a los usuarios de la red que intercambiamos archivos, distorsiona la realidad, favorece como siempre a los falsos paladines de la cultura, toma partido por un único modelo (el del copyright), y pretende crear un clima de opinión favorable para la aplicación de medidas que pueden afectar a la neutralidad de la red.

EN ESPAÑA, EL INTERCAMBIO DE ARCHIVOS SIN ÁNIMO DE LUCRO NO ES DELITO

Hasta ahora sólo la SGAE mentía al decir una y otra vez lo contrario, pero ahora es el gobierno el que se sube el carro. Es una “campaña contra la piratería”, nos vuelven a llamar piratas, y no lo somos.

Además del anuncio que ves sobre estas líneas, la web de la campaña es un cúmulo de medias verdades y manipulaciones que resultan indignantes. Lo peor es la sección titulada “las 10 mentiras más difundidas sobre la propiedad intelectual”, donde se llega a decir incluso que las redes P2P no son seguras y que “cualquiera puede circular libremente y acceder a nuestros datos: IP, tipo de descargas que estamos haciendo, número de teléfono y otra información de seguridad que figure en el ordenador“. La sección de testimoniales es también una joya, como muy bien comenta David Bravo. La presencia del logo del copyright como única alternativa posible es también indignante. Lo mismo que la sección “descargas legales”, un listado incompleto de vendedores de contenidos, elaborado no tengo muy claro con qué criterio, y donde desde luego no hay ni apenas hay una sola dirección para descarga de contenidos copyleft o gratuitos. ¡Ah! Y si colaboras con esta campaña puedes optar a ganar un impresionante premio: un abono cultural con entradas para teatros, cines y museos (hay que fomentar el modelo de la cultura de pago, claro).

Y esta campaña la pagamos todos… Así que hoy me siento igual de legal que siempre, pero francamente indignado.

También lo comentan:
- David Bravo: Algunos consejos prácticos para que el Ministerio de Cultura aprenda definitivamente a hacer campañas contra la piratería
- Enrique Dans: Si eres legal no eres corrupto
- Antonio Delgado en Soitu: la nueva campaña antipiratería pone furiosos a los internautas
- Cadena Peco: Cultura me compara con los que fuman junto a embarazadas
- El País: Las 10 verdades del P2P que dice Cultura que son mentira
- Ricardo Galli: Practicando el fisking: los errores de las verdades de las mentiras (puntualizando el “antidecálogo” de El País).
- Mangas Verdes: Si eres legal, presenta tu dimisión
- Las penas del Agente Smith: Soy legal
- La ventana Pop: Si eres legal ...
- Álvaro Sobrino/Eduardo Bravo: Si eres legal, en tu casa no tienen botijo

- Como comenta Héctor (¡gracias!) el anuncio se parece bastante a este parodia de ITCrowd (2×03)






Yo añado esta respuesta: http://iwouldntsteal.net/ : Support artists, not multinationals / Apoya a los artistas, no a las multinacionales





NOTA: Este post se publica bajo una licencia Creative Commons: Autoría, pero el texto de Pixel y Dixel debe utilizarse bajo una licencia Creative Commons: Autoría, No Comercial, Compartir en Igualdad

lunes, 1 de diciembre de 2008

Conferencia Cultura Libre 2008. Berkeley. Lawrence Lessig

En el pasado mes de octubre se celebró en Berkeley la Conferencia Cultura Libre 2008, organizada por el movimiento Estudiantes por la Cultura Libre.

En el blog de Bunsnip encontré una transcripción de dos charlas interesantes: Pamuela Samuelson y Lawrence Lessig. A pesar de que hacen referencia a la legislación y circunstancias políticas y sociales de Estados Unidos hay muchos puntos aplicables en nuestro entorno social, jurídico y cultural. Por eso las he traducido para su difusión, en dos posts. La traducción no siempre es literal, he hecho algunos pequeños cambios para que se lea mejor, y supongo que habré cometido uno o dos errores. El texto original de Samuelson se puede leer en el siguiente enlace.

> Post original de Bunsnip con la charla de Lessig

- Transcripción de Bunsnip.com bajo licencia Creative Commons: Atribución, Compartir en Igualdad
- Traducción de la transcripción de José Mesa, bajo licencia Creative Commons: Atribución

Lawrence Lessig
Foto: Fred Benenson y Lawrence Lessig, por wwwes. (La foto es parte del álbum: Free Culture Conference 2008)
Licencia: Creative Commons: Reconocimiento, No Comercial, No derivativas



Lawrence Lessig sobre La Cultura de la Remezcla
Conferencia Cultura Libre, Berkeley 2008

Presentador (Fred Benenson):
Pienso que lo primero que pensamos todos de lo que queremos escuchar del profesor Lessig es sobre el libro. Así que comencemos ahí.

Para empezar, no voy a contestar a su pregunta porque no estoy aquí para vender libros. Podría contarle algo sobre el libro, pero quiero empezar diciendo lo extraordinario que es ver este evento. Cuando Nelson, y los chicos de Swarthmore, incubaron la idea de lanzar freeculture.org, fue desde mi punto de vista lo más importante que pudo ocurrir desde este movimiento. Hay grandes organizaciones en este grupo, como EFF, Public Knowledge, Creative Commons, Free Software Foundation, estas son extremadamente importantes, pero la única forma en que podemos ganar es si hay un movimiento de Estudiantes por una Cultura Libre. Venir aquí y ver esta enorme cantidad de gente para hablar de estos temas es lo más gratificante que he sentido nunca en la historia de esto, y por ello les estoy agradecido. Gracias.

Básicamente hay tres ideas en el libro, y son conocidas por la mayoría de ustedes, por lo que esto es un poco aburrido y las nombraré muy rápidamente. La primera idea es conseguir que la gente reconozca cómo la cultura está regresando a algo grande que la cultura siempre fue, excepto por el extravagante siglo 20 y es lo que yo llamo una “reescritura de la cultura”. Tomo esta idea de algo que John Philip Sousa dijo cuando vino a Washington en 1906 para testificar acerca de lo que llamaba “máquinas parlantes”. Él dijo en su testimonio:
Cuando yo era un muchacho, frente a cada casa en las tardes de verano encontrabas a la gente joven juntos cantando las canciones del momento y las viejas canciones. Ahora escuchas esas máquinas infernales funcionando noche y día. No nos van a quedar cuerdas vocales, las cuerdas vocales se eliminarán en un proceso de evolución de la misma forma que la cola del hombre cuando vino del mono.

La visión que Sousa tenía de la música profesional es que el amateurismo es extraordinariamente importante para la cultura. Y su preocupación es que las cuerdas vocales, la capacidad de ser creadores aficionados, desaparecieran, porque nos convirtiéramos – en lo que él no sabía que nos convertiríamos – en teleadictos, receptores pasivos de cultura, no creándola, no haciendo cosas con ella. Y esto fue, en muchos modos, el siglo 20. En el siglo 20, hubo tipos extraordinariamente importantes de cultura, como el cine o la música grabada, con los que la mayor parte de la gente no podía tener una conexión real. Tú no podías hacer una gran película, no podías grabar un gran disco, porque la tecnología no estaba disponible. Y así nos hicimos pasivos con respecto a esta cultura.

Pero el siglo 21 es un siglo en el que la práctica de aficionados creando y uniéndose y cantando – ahora haciéndolo en YouTube o Facebook o MySpace- dará nueva forma a esta reescritura de la cultura del pasado, y volveremos a un lugar donde la gente tiene de nuevo tanta capacidad de crear como los profesionales. Piensen sobre esto, en 1906 todos los creadores profesionales de la época como Sousa y su banda y pianista y violinistas, había también aficionados que podían hacer todas estas cosas, y ahí es donde estamos hoy de nuevo. Es un modo de alfabetización cultural. Si ahora tienes 20 años y no sabes hacer una película, algo va mal contigo, ¿verdad?. Me refiero a que si no sabes remezclar usando tecnología digital, de algún modo has tenido carencias en tu educación, y que lo que necesitamos reconocer es que esta generación es radicalmente diferente de la mía. Mi generación estaba de algún modo avergonzada por la idea de crear, pero su generación y la generación que vendrá después de ustedes es una generación que celebra el crear, y eso es algo que la ley tiene que empezar a fomentar. Esa es la idea número uno.

La idea dos es también optimista. Es un libro peculiar porque es optimista en muchos sentidos. Peculiar para mí.

Presentador:
Usted siempre dice que es muy pesimista.


Lo sé pero ya no. Es por lo que tengo que salir de este movimiento, porque tengo que encontrar un nuevo movimiento donde pueda ser realmente pesimista (señalando a la camiseta "Change Congress"). Eso es.

La segunda idea en el libro es sobre lo que yo llamo un híbrido. Si piensas sobre la economía comercial, como una charcutería donde vas y compras cosas, y una economía del compartir, Wikipedia, donde la gente crea por amor a crear, no porque les paguen – si se empezara a pagar a los editores de Wikipedia probablemente sería peor de lo que es ahora – hay una interesante nueva economía que se está definiendo cada vez más en internet, lo que yo llamo un híbrido. Un híbrido es a la vez una economía comercial apalancando a una economía del compartir para crear valor para fines comerciales. Piensen en Flickr; Flickr es una empresa comercial, pero está edificada sobre el valor comercial de actividades de compartir de gente que usa la plataforma. O puede seguir el otro camino, puede ser una economía de compartir que se da cuenta de que la única manera de sobrevivir es si empieza a dar beneficios comerciales, así que intenta apalancar a una economía comercial en su interior. Ahora no tenemos buenos ejemplos de esto, pero organizaciones como Nvidia (?) están intentando impulsarlo.

De modo que el híbrido, considerando esto, define cada nuevo negocio interesante. Amazon es en muchos modos un híbrido porque todo su valor viene de algo más allá que vender libros, la gente voluntariamente da sus ideas y sus reseñas a Amazon, y eso hace que comprendas como son los productos de Amazon. Second Life, lo mismo. Yelp, lo mismo. Y cada vez más negocios se están dando cuenta de que necesitan definir cómo impulsar la economía híbrida de forma que contente a todo el mundo.

El paradigma de “híbrido” hace 20 años es el movimiento de software libre y el sistema operativo Linux, que fue adoptado por entidades comerciales y voluntariamente entregado por la cultura del compartir que lo produjo porque se dieron cuenta de que necesitaban entidades comerciales para darle soporte si iba a triunfar. Pienso que ahora estamos viendo suceder la misma dinámica en el contexto de la cultura. Habrá argumentaciones radicalmente diferentes sobre cómo debe llevarse a cabo. Piensen en dos tipos de híbridos: uno que llamaremos el híbrido Darth Vader. George Lucas tiene un sitio de remezclas para Star Wars. Puedes ir allí y usar fragmentos de vídeo de las películas de Star Wars y subir tu música y remezclarlo. Básicamente ellos tienen esta franquicia de 30 años de antigüedad, y están intentando hacerla interesante de nuevo, así que le dan a los chicos la oportunidad de remezclar el material. Pero si lees los términos de servicio, George Lucas es propietario de todos los derechos de remezcla, le pertenece todo lo que tú creas. Si subes una canción al sitio, él tiene derechos mundiales perpetuos para vender esa canción y ganar el dinero que quiera sin darte un céntimo. Es una especie de aparcería de la era digital.

De modo que este es un tipo de híbrido. Mi punto de vista es que ese tipo de híbrido va a desaparecer, la gente cada vez más va a decir – discúlpenme si hay alguien aquí que le parezca inapropiado – que te jodan con esa clase de híbrido. Esa es la respuesta apropiada. Pero también hay otros híbridos, piensen en Nine Inch Nails o en Girl Talk, que están publicando contenidos, animando expresamente a la gente a que haga cosas con ello, licenciando de manera explícita para que se haga, y licenciándolo de una forma que garantiza que el creador es el propietario de los derechos. No son propietarios del material de Girl Talk, no lo son del material de Nine Inch Nails, pero son propietarios de sus remezclas. Ellos son creadores, este es el derecho de los creadores y espero que este tipo de relación híbrida luche para asegurarse de que sea la que defina el futuro. Esta es la idea dos.

La idea tres es realmente la que me inspiró a escribir el libro; una cosa que les sorprenderá, me imagino, es que el libro está dedicado a dos personas. Una es un estudioso extraordinario, un hombre llamado Lyman Ray Patterson, que en la década de 1960 estaba escribiendo todo lo que nosotros escribimos en la década de 1990 y 2000 y no sabíamos que él lo había escrito porque somos malos estudiosos. Era un fantástico, extraordinario, erudito del copyright en los años 1960 escribiendo sobre cómo todo este movimiento de extremismo del copyright iba a destruir partes extraordinariamente importantes de nuestra cultura. Él es una de las personas a las que dedico este libro.

También dedico este libro a Jack Valenti, que como ustedes saben es el gran presidente de la Motion Picture Association of America, y se lo dedico a él, porque él, al igual que Lyman Ray Patterson tiene un papel importante enseñándome sobre estos temas. Ustedes ya conocen el papel de Lyman Ray Patterson porque es todo lo que he hablado antes, que el copyright necesita equilibrarse. La responsabilidad de Valenti es un poco diferente. Valenti, cuando yo debatí con él por primera vez en Harvard, yo estaba allí parloteando sobre los artífices de la Constitución y la innovación y el derecho a crear los incentivos adecuados, y todo ese tipo de chorradas, y Valenti se puso de pie y dijo “¿Saben? Yo fui a Stanford, me puse de pie delante de los chicos de Stanford y dije “¿Cuántos de ustedes se bajan música gratis?” y el 90% del público levantó la mano” Valenti les dijo “¿Cómo pueden robar ese material?” Y ellos dijeron “Pues todo el mundo lo hace” Valenti dijo en este debate, “¿Cómo vamos a sacar adelante a una generación que respete la ley si están viviendo su vida contra la ley?” Y en el momento en el que él dijo esto, pensé que esto era una pregunta ridícula ¿a quién le importa?. Enfoquémonos en incentivos y los artífices de la Constitución y todo ese tipo de temas.

Pero después de publicar Cultura Libre, tuve mi primer hijo. Ahora tiene cinco años y también tengo un segundo hijo. La pregunta de Valenti cada vez me preoupaba más, porque lo que creo que es peor en toda esta guerra por el copyright, que Valenti solía llamar su propia “guerra terrorista” (donde al parecer ustedes chicos son los terroristas), lo que más odio de todo esto es que produce esta generación que vive en contra de la ley, y piensan para sí mismos “¡Qué demonios! La ley es una idiotez, y simplemente voy a ignorarla” Si la ignoran aquí, ¿en cuántos otras cosas pensarán que tienen que ignorarla?

La solución de Valenti a este problema fue por supuesto hacer una guerra aún más efectiva contra el enemigo, como encontrar más formas de expulsar a los chicos de las facultades si estaban compartiendo música ilegalmente o denunciando a abuelas por bajarse cosas a su ordenador. Recrudezcamos realmente la guerra para aplastar los malos comportamientos. Y por supuesto pienso que es una respuesta idiota a este asunto. Pienso que lo que necesitamos hacer es alcanzar la paz, encontrar una forma de conseguir los objetivos del copyright, siguiendo las ideas de la EFF, tener una licencia colectiva voluntaria, como en la idea de Terry Fisher de cambiar el sistema del copyright, donde tengamos ganancias colectivas para pagar a los artistas en base a la popularidad de su trabajo, todo esto. Necesitamos cambiar a un sistema donde los comportamientos corrientes, sensatos, totalmente obvios de la gente no sean criminales. Porque el que sea criminal es corrosivo y destructivo de valores extraordinariamente importantes de nuestra cultura, y no hay motivo para que el alma de una generación se sacrifique para proteger los beneficios de Hollywood. Porque si hubiéramos hecho hace una década lo que mucha gente estaba diciendo hace una década, si hubiéramos adoptado algunos de estos modelos de obligatorios de licencias o cambiado los sistemas de licencias colectivos, los últimos diez años habrían producido más dinero para los artistas – ellos no obtienen nada del intercambio p2p – pero habrían obtenido algo de esto. Se habría producido más innovación en los negocios, no habría habido sólo dos o tres Apples en el mundo capaces de llegar a acuerdos con los sellos discográficos, habría sido cualquier capaz de comprometerse con esto. Así que más dinero para los artistas, más dinero para el negocio, mejor para los consumidores, y una generación que no habría crecido pensando quebrantar la ley era el tipo de cosas que debían hacer.

Es uno de esos aburridos asuntos padre/profesor de derecho lo que me motivó a escribir este libro, pero pienso que es extraordinariamente importante que empiecen a defender su derecho a vivir su vida sin ir contra la ley. Porque lo que ustedes quieren hacer con la tecnología digital no debería estar contra la ley. Necesitamos motivar a una generación para que nos ayude a cambiar las leyes de manera que no lo sea. Estas son las tres ideas del libro.

Presentador:
Muy bien, gracias. Yo estaba allí cuando usted dijo que de alguna forma usted iba a avanzar desde este partido. Cada vez que alguien escucha que usted está escribiendo un libro remotamente relacionado con el copyright, la gente dice “Eh, ¿qué pasa con Change Congress? ¿Cómo está resolviendo este conflicto entre promover Remix y trabajar en Change Congress?

Eso es, yo hice este anuncio en junio de 2007 y este libro estaba básicamente terminado en junio de 2007, el que se publique ahora es debido al funcionamiento de la industria editorial. Este libro es el pensamiento final del trabajo que he hecho en todo este tiempo, y estoy contento de salir a hablar de él porque realmente el movimiento alrededor de todas las organizaciones que están ahí y ustedes chicos han ayudado a estimular tiene mucho más agarre y entusiasmo que el que tiene ahora mismo la reforma política. Puedo venir y tener esta cantidad de gente que quiere hablar de este tema. Es más difícil conseguir eso en el Congreso ahora mismo. Así que estoy feliz de estar aquí y hablar sobre esto.

Todavía estoy en el consejo de administración de Creative Commons, lo cual es extraordinariamente importante para mí. Y estoy trabajando mucho para que siga teniendo éxito, aunque estoy muy orgulloso del éxito que ha tenido, incluso aunque me he retirado como CEO y Presidente del Consejo. Joi Ito es CEO, y Jimmy Wales es Presidente, y están haciendo un fantástico trabajo continuándolo. Deberían buscar ustedes un anuncio extraordinariamente emocionante el 15 de octubre acerca de una nueva generación de integración de Creative Commons, que será fantástica. Esto continúa siendo una parte importante de mi vida.

Pero el trabajo académico y de activismo que quiero hacer está centrado en motivar a una generación de gente para que piense sobre una reforma fundamental del Congreso. No sé si lo vieron, pero Rasmussen hizo una encuesta en julio y otra en agosto y encontró que el 9% del público norteamericano cree que el Congreso está haciendo un trabajo bueno o excelente. 9% - es la primera vez en la historia que esta cifra tiene un sólo dígito. Había más gente a favor de la Corona Británica durante la Revolución que hoy en día a favor del Congreso. Pero no nos centramos en el hecho, que esta – la institución más importante de nuestra democracia – es una institución fallida que no tiene por parte de la gente nada del soporte de credibilidad que necesita para funcionar.

No va a cambiarse esta semana, pero esto ha sido un modelo de funcionamiento por períodos de 10 años desde sus mismos inicios. Es un proceso que va a llevar un largo tiempo, y hay dos formas en que puede suceder. Una es la historia de una reforma acertada, donde conseguimos que una cantidad de representantes y un montón de rivales se comprometa con los principios de Change Congress, y entonces adopte el cambio. Pienso que hay un 20% de posibilidades de que esto sea lo que pase en el futuro. Creo que hay otra posibilidad que es que intentamos duramente que esto ocurra y hay algunos momentos de fracaso bastante dramáticos y eso motiva a la gente a pensar sobre cómo tiene que cambiarse esto desde el exterior. Y tenemos a esta gente de la convención constitucional gritando alrededor de Change Congress intentando que nosotros impulsemos una convención constitucional. Es demasiado pronto para hablar de cosas como estas. Pero el caso es, sea desde dentro o desde fuera, que no hay elección aquí, tiene que cambiar.

Así que empezamos una campaña en este ciclo cuyo objetivo es conseguir que tu representante tome postura. Sólo conseguir que tu representante diga cuál es su postura en este tema. Enviamos una carta a cada uno de los representantes y les dimos un código donde pueden ir a nuestro sitio y decir esta es mi postura. La mayor parte de ellos no hizo nada. Entonces lanzamos una campaña de presión, dándole a la gente herramientas para que empezaran a presionarlos, como llamándolos por teléfono o enviándoles emails o escribiéndoles cartas. Y ahora mismo tenemos alrededor de un tercio de los candidatos y un congresista que han tomado postura. Tenemos cinco miembros del Congreso que se han unido a Change Congress como miembros, y está bien equilibrado – hay 3 demócratas y 2 republicanos, espero que al final de este ciclo tengamos alrededor de 10. Si tenemos 10 miembros probablemente tendremos 2 ó 3 más que entren entre los nuevos aspirantes.

Así que siendo optimistas en el próximo Congreso tendremos 15 miembros. Tal y como funciona el Congreso, si tienes 40 miembros que están en coalición, puedes hacer casi cualquier cosa. Creo que después de 2 ó 3 ciclos así, podemos alcanzar el punto en el que podamos hacer algunos cambios bastante efectivos dentro del Congreso.

Presentador:
Una cosa que me gusta de Change Congress es que ustedes han utilizado una forma original de presionar. ¿Quiere hablar de los 9 centavos?

Sí, cuando surgió la idea del 9%, cuando de hecho el 9% de nosotros pensaba que el Congreso estaba haciendo un trabajo positivo o favorable, lanzamos esta campaña en la que cada contribución individual que hacíamos a un candidato político, lo que quiera que fuera iba a ser eso más 9 centavos, de forma que si le dábamos a alguien 10$, le dabas 10.09$. Cada vez más empezaban a mirar estos 9 centavos llegando y decían ¿de qué va esto?. Y eso creó un cierto reconocimiento inicial de la fuente de este problema.

Presentador:
Una de las cosas que me interesan, en sus escritos, especialmente en su blog, es este conflicto entre este deseo de tener información de forma libre y transparente, en gran parte del modo en que funciona Creative Commons, y cómo funciona Change Congress, y esto puede a veces entrar en conflicto con nuestras ideas sobre privacidad. Me imaginaba que quizá usted querría hablar sobre esto a la vista de los post recientes en su blog sobre los viajes y la TSA. Creo que mucha gente siente curiosidad por lo que usted piensa sobre la privacidad porque a diario nos encontramos chocando con las fronteras y redefiniendo los límites entre lo que es información pública y privada. Y en este conflicto me gustaría tener más información.

Este asunto de la privacidad es extraordinariamente difícil para mí. Creo que ahora mismo hay un vacío básico en la arquitectura de internet. Y ese vacío es que no tenemos una capa de identidad. ¿Qué significa esto? No significa que puedas identificar a cualquiera en cualquier momento. Lo que significa es que tienes una forma sencilla de crear un perfil que consiga algún tipo de status de credibilidad que exista a través de los dominios, lo que es suficiente para cualquier propósito que un dominio pueda tener, no hace falta que te identifiques con tu número de la seguridad social y el nombre de soltera de tu madre cada vez que te das de alta en un sitio concreto.

Hay iniciativas muy interesantes intentando facilitar esto. Pienso que OpenID podría llegar a dar soporte a esta infraestructura, y si alguien puede hacerlo, creo que podría ser OpenID. Pienso que el IdentityGang está desarrollando una serie de protocolos de cómo debería ejecutarse esto que no necesitan un sitio central que lo controle todo, sino que tú eliges quién va a gestionar ciertos aspectos de tu identidad. Creo que lo que hay que reconocer es que si pudiéramos ser más inteligentes con esta arquitectura, mientras por un lado podría facilitar la capacidad de nuestro gobierno para controlar a alguien violando la ley mejor que como es ahora, aunque no estoy tan seguro – creo que es bastante fácil espiar a la gente ahora mismo – la otra cosa que tenemos que ver es que esto permite a la gente proteger su privacidad de una forma mucho más efectiva.

El sistema que tenemos ahora es fundamentalmente fallido, porque, aunque no se requiere mostrar nada, básicamente si quieres tener acceso a cualquier cosa, tienes que mostrarlo todo. Y tienes a los gobiernos poniendo en práctica protocolos de identidad que básicamente dicen que tú tienes un carnet que tiene toda la información sobre ti accesible a cualquiera que quiera validar si eres quien dices. Todas estas arquitecturas son simplemente estúpidas desde el punto de vista de la protección de la privacidad. Pero pienso que una de las razones por las que no estamos haciendo ningún avance es que, en lo que respecta a la privacidad, más o menos me veo como parte de esta conspiración de chiflados de la privacidad que están angustiados por cualquier cosa que les suponga dar algo, porque no confían en absoluto en el gobierno. Y francamente, cuando el gobierno viola la ley, o hace que las empresas violen la ley y luego aprueba estatutos de inmunidad que las protegen, no sé por qué íbamos a confiar en ellos. No hay razón por la cual cualquiera deba confiar en un mundo en el que no hay consecuencias por violar las reglas. Pero no veo cómo vamos a llegar a ese lugar hasta que realmente podamos definir una infraestructura de identidad que facilite esta identidad más flexible.

Presentador:
Siguiendo con la privacidad, un escritor que conocí a través de usted fue David Brin y su Transparency Society, me estaba preguntando si podría explicar cómo podría haber influido en sus ideas sobre Change Congress y el futuro de la democracia y cómo vemos la privacidad desde dentro del gobierno.

No sé si David Brin ha tenido algún efecto. La gran contribución de Brin aquí no es algo con lo que realmente esté de acuerdo, creo, pero su gran contribución fue que la gente viera que no hay forma de parar la publicidad que iba a estar alrededor de todo el mundo y en cada cosa que estuvieran haciendo, que la tecnología iba a hacer que todo estuviera identificado. Y él quería argumentar que deberíamos simplemente rendirnos a eso y aprender a vivir una vida en abierto, una especie de noción de Charlie Nesson sobre cómo debería ser el mundo de la privacidad. Yo no estoy de acuerdo en que debiéramos rendirnos de esa forma. Estoy de acuerdo con él en que no vamos a poder detener la tecnología, pero pienso que vamos a poder intentar limitar de una forma efectiva lo que la gente hace con los datos que puedan recopilar en este sentido y deberíamos estar haciendo eso más. Pero pienso que hay ciertos ámbitos en los que lo que la gente debe hacer es vivir en abierto. En el ámbito del Congreso, estoy de acuerdo con usted, esta es exactamente la norma que debería regir lo que ocurre en el Congreso. Parte de lo que Change Congress quiere impulsar es más transparencia, es la parte que ha estado influida por la Sunlight Foundation y MAPLight, pero más transparencia, porque pienso que la transparencia será efectiva para conseguir una reforma adecuada.

Presentador:
Volvamos al escenario en el que estamos, donde la mayor parte de nuestra audiencia son estudiantes. Una de las cosas que pienso es que estamos interesados como movimiento y en esta conferencia es definir lo que significa la sostenibilidad para nosotros. Puede que le esté preguntando su opinión, pero, dentro de 5 años, dentro de 10 años ¿qué será Estudiantes por la Cultura Libre? Siento curiosidad por lo que piensa que ocurrirá desde su perspectiva.

Bien, le diré lo que yo espero, y no quiero decir que esto es lo que tengan que hacer. Nelson ayudó a poner esto en marcha desde el principio, ya dije que fue muy importante que yo no formara parte de la organización porque quiero todo el mundo tenga claro el hecho de que esta es una organización totalmente independiente de todo lo que nuestro entorno ha hecho, y no quiero cruzar esa línea aquí.

Pero esto es lo que yo espero: yo espero que Estudiantes por la Cultura Libre empiecen a elegir algunas luchas que enseñen la lección que tenemos que enseñar. Pienso que la campaña del DRM que se llevó acabo, cuando empezaron a hacer piquetes en Tower Records y a repartir folletos anti-DRM junto con la Free Software Foundation fue fantástica. Creo que es el tipo de lucha que tiene que darse. Pienso que la lucha obvia, elemental, para el movimiento Cultura Libre ahora mismo es empezar a hacer manifestaciones en las universidades donde no adopten normas de publicación Open Access. Es ridículo que los académicos publiquen artículos en revistas que entonces les cobren 5, 10, 15.000 dólares por tener acceso a la gente alrededor del mundo. Entiendo que esto no es un problema para Stanford o Berkeley o para Harvard, pero los países en desarrollo no pueden acceder a estos materiales con facilidad debido a estas restricciones de acceso al conocimiento propias del siglo 20, extraordinariamente estúpidas. Y se trata de que si empiezas a luchar por cosas como esta, la gente escucha esa lucha y ve que no se trata de conseguir algo gratis para ti mismo, porque tú ya lo tienes, este coste ya está incluido en el precio que pagas por ser estudiante. Pero empiezan a ver por qué el movimiento es sobre un grupo de principios que son algo mayor que “Quiero conseguir música gratis.”

De modo que lo que yo espero es que empiecen a elegir esas luchas y organicen una ofensiva, y como la gente ha descubierto, especialmente en este lugar, Berkeley, es muy divertido organizar luchas sobre esto. Hay un montón de grupos que están involucrados. Y esto es bueno para un movimiento. Luchas y grupos - estas cosas van bien juntas, y sacan lo mejor de nosotros, y creo que ustedes necesitan mucho más. Este movimiento necesita que sean 5.000 personas en una sala dentro de 5 años, y necesita 100 secciones alrededor del mundo que digan “Estos son los ideales por los que estamos luchando” y empiecen a poner en una situación embarazosa a la gente que debería conocer esto mejor. Los profesores son el tipo perfecto de gente a la que poner en evidencia en este tema, porque son peleles, se vendrán abajo enseguida. Y no tienen una buena razón, una buena justificación, por lo que están haciendo. Ustedes necesitan escoger estas batallas. Me gustaría que tuvieran una sección de guerra estratégica – no sé si se están encargando de algo así – y empezar a decidir dónde poner en marcha estas guerras para conseguir atención que haga ver a la gente las cosas correctas, y diferencie a este movimiento de la forma en que es percibido en el mundo, que es que ustedes chicos sólo quieren robar cosas, conseguir cosas gratis.

Hoy el Wall Street Journal tiene un extracto de 2.000 palabras de este libro Remix. Me hizo muy feliz que quisieran publicarlo. Pero el título, sobre el que no tuve control, el título es En Defensa de la Piratería. Esa es la forma en que nos perciben, nos ven como gente que quiere justificar el robo, cuando este movimiento no trata de eso en absoluto. Piensen en el Partido Pirata, que en Europa sobre todo está haciendo una fantástica labor haciendo que la gente se replantee estos temas. Creo que desafortunadamente en América, la mayoría de los americanos no capta la sutileza del nombre, así que están confusos, creen que sólo se trata de “¿Cómo hago para pillar cosas gratis?” Tenemos que mostrar que no es “para mí” es “para la cultura”, es para algo mucho más importante que música barata.

Presentador:
Antes de que abramos el turno de preguntas, en términos de hablar de principios y estrategia, creo que algo a lo que nos hemos enfrentado con frecuencia, especialmente a la sombra del movimiento Software Libre es la idea de trazar una línea en la arena y tener una definición coherente de lo que es Cultura Libre, y lo que no es Cultura Libre. Personalmente, soy más bien una persona de paraguas amplio. Me interesa tener una conversación sobre digamos, el fallo del Fair Use de distinguir entre si algo es justo [fair] o no, y las Obras Huérfanas, por ejemplo, siendo todo una parte del movimiento Cultura Libre, pero siento curiosidad sobre lo que piensa de la idea de líneas en la arena de los Commons.

Pienso que necesitamos líneas en la arena; pienso que necesitamos declaraciones de principios sólidas; pienso que necesitamos ser capaces de decir “esto es lo que está bien y esto es lo que no está bien”. Lo que no creo es que necesitemos es personas concretas que asuman el decir “Yo voy a decirte lo que es Cultura Libre y lo que no es Cultura Libre”. Pienso que necesitamos que esto surja de movimientos como este. Mi propia actitud sobre ciertas cuestiones a medida que se presentan es que yo tengo mi punto de vista, y quiero escuchar lo que otra gente piensa de este punto de vista, y estoy bastante abierto a la idea de que mi punto de vista resulte estar equivocado acerca de estos temas.

Pero lo que creo que tiene que suceder es que se necesita que haya un reconocimiento de raíz de que tenemos que identificar los principios que nos guiarán. Yo titulé a mi libro Cultura Libre porque creo en la clase de inspiración que Richard Stallman trajo al movimiento Software Libre. Pienso que se trata de valores; se trata de lo que está bien y lo que está mal. Y yo apoyo la idea de conseguir que la gente reconozca esto no como un buen acuerdo con los negocios; se trata de definir lo que es importante para la cultura. Por esto creo en el movimiento Cultura Libre, no en un movimiento Cultura Abierta, lo que quiera que sea esto. Pero no creo que haya nadie tan adecuado en este movimiento como Richard en el movimiento Software Libre para establecer las reglas. Ninguno de nosotros tiene ese derecho. Y desafortunadamente no tenemos esa clase de figura de Moisés, o el Salvador que nos guíe. Lo que tenemos es un montón de gente que están intentando definir cuál es la respuesta adecuada. Y lo que necesitamos es ser tolerantes en este debate. No tolerantes con gente que no quiere tomar postura por principio – no necesitamos eso en el movimiento – sino tolerantes en reconocer que hay diferentes formas de ver estos temas, y tengamos una conversación sobre cómo llegar a la respuesta adecuada.


Sra [transcriptora]: Hubo un turno de preguntas y respuestas después de esta sesión pero desafortunadamente mi cámara se quedó sin espacio. Lo siento :(



> Más posts sobre Copyfight en Liferfe

Conferencia Cultura Libre 2008. Berkeley. Pamuela Samuelson.

En el pasado mes de octubre se celebró en Berkeley la Conferencia Cultura Libre 2008, organizada por el movimiento Estudiantes por la Cultura Libre.

En el blog de Bunsnip encontré una transcripción de dos charlas interesantes: Pamuela Samuelson y Lawrence Lessig. A pesar de que hacen referencia a la legislación y circunstancias políticas y sociales de Estados Unidos hay muchos puntos aplicables en nuestro entorno social, jurídico y cultural. Por eso las he traducido para su difusión, en dos posts. La traducción no siempre es literal, he hecho algunos pequeños cambios para que se lea mejor, y supongo que habré cometido uno o dos errores. El texto original de Samuelson se puede leer en el siguiente enlace.

> Post original de Bunsnip con la charla de Samuelson.

- Transcripción de Bunsnip.com bajo licencia Creative Commons: Atribución, Compartir en Igualdad
- Traducción de la transcripción de José Mesa, bajo licencia Creative Commons: Atribución



Pamela Samuelson
Foto: wwwes. (La foto es parte del álbum: Free Culture Conference 2008)
Licencia: Creative Commons: Reconocimiento, No Comercial, No derivativas




Pamela Samuelson sobre la Reforma del Copyright

Conferencia Cultura Libre, Berkeley 2008

Gracias por la invitación para hablar en este evento. Es muy agradable encontrarse con la gente de Berkeley que participa en los proyectos de Cultura Libre. Realmente me gustaría animarlos a interactuar con nosotros en la facultad de derecho que estamos interesados en estos temas. Esto incluye a Jason Schultz y Molly Van Houweling y yo, y por supuesto Brian Carver en la Facultad de Información de Berkeley. Creo que tenemos cosas en común aquí; tenemos un buen grupo para trabajar con estudiantes que están interesados en estos temas. También quiero agradecer a todos ustedes por estar aquí escuchando una charla en un día tan agradable en Berkeley. Realmente me conmueve que gasten su tiempo queriendo escuchar una charla sobre la Reforma del Copyright cuando hay un montón de otras cosas que podrían hacer con su tiempo.
Quisiera hablar durante unos minutos sobre por qué pienso que se necesita una reforma del copyright, luego quiero hablar acerca de varios caminos que puede seguir esta reforma. Quiero subrayar especialmente lo que el movimiento Cultura Libre puede hacer, porque considero al movimiento Cultura Libre como la vanguardia de la reforma del copyright en Estados Unidos , así que creo que ustedes tienen un papel central haciendo que este diálogo avance. En primer lugar, un par de cosas acerca de la reforma.

El Acta del Copyright que tenemos en Estados Unidos hoy fue promulgada por el Congreso en 1976 para tener efecto a partir de 1978. Pero está realmente esbozada en los primeros años 1960, basada en una serie de estudios que se hicieron a mediados de la década de 1950. De modo que el marco fundamental del código que tenemos hoy refleja esencialmente una mentalidad de los años 1950. Posiblemente ni siquiera funcione bien dados los increíbles cambios tecnológicos que han ido ocurriendo desde entonces. Así que tenemos montones y montones de debates acerca de algo que es, por poner un ejemplo, una reproducción de una obra en la memoria ram de un ordenador, ¿es una reproducción de la obra y una copia que infringe la ley? ¿Saben?, es como si no supiéramos qué pensar acerca de esto.

Creo que una razón por la que es importante pensar en una reforma del copyright es que aproximadamente cada 40 años ha habido una reforma del copyright. Así que es el momento de empezar este debate. Y mucho de lo que tenemos que hacer es trabajar con mejores principios acerca de cómo debería ser una buena ley de copyright. No debería ser tan extensa - la actual ley de copyright tiene una extensión de 200 páginas, 300 en ciertas ediciones - y es demasiado complicada. Yo no puedo entender ni la mitad de las disposiciones debido a lo incomprensibles que son. Puede que esté bien que la ley de copyright fuera realmente abstrusa en una época en la que la gente que la necesitaba conocer eran los abogados de las empresas que esencialmente intermediaban en conflictos interempresariales. Si ellos sabían lo que significaba y nadie más lo podía entender, qué más daba, mientras les afectara a ellos. Pero ahora que la legislación sobre copyright está realmente afectando y regulando nuestras actividades diarias, las personas nos merecemos una ley de copyright que sea simple, clara, que esté equilibrada y que nos proporcione un mejor planteamiento acerca del buen papel que puede tener la legislación sobre copyright.

Como a algunos de los anteriores conferenciantes, me preocupan mucho las implicaciones del copyright en las actividades que todos llevamos a cabo en nuestra vida diaria. Hay un ensayo realmente divertido escrito por uno de mis colegas en Copyright, John Tehranian, titulado Nación Infracción. Lo que John hace en el artículo es recorrer el día promedio de un profesor (parece haberlo hecho consigo mismo como modelo). Hace un montón de cosas en internet, hace deporte con tatuajes en sus hombros, pone música alta en el coche, y canta Cumpleaños Feliz con un grupo de gente en un restaurante, y cuando ha terminado con su día habitual, cuenta 83 actos de posibles infracciones de la ley, por haber realizado algún tipo de copia. Y él multiplica esto por los máximos daños estipulados - 150.000$ por obra infringida. De modo que, en un solo día, incluso sin ningún tipo de uso de las redes peer to peer para compartir, John calcula 12.5 millones de dólares de responsabilidades por esos actos ordinarios de incumplimiento, y por supuesto esto es sólo por un día, así que si se multiplica por el número de días de un año, se termina con 4.5 miles de millones de dólares de potenciales daños de responsabilidades por un día promedio de tu vida. y eso con una sola persona, Así que cuando piensas en esto, dices algo así como: "Oye, ¡esto realmente se ha desorbitado! Realmente necesitamos que las cosas se pongan en su justa medida". Podría darles docenas de otros ejemplos, y realmente algunas de las personas que están aquí hoy les han dado otros ejemplos, pero yo quiero concentrarme en cómo concebir un escenario de reforma del copyright.

Ahora hay muchos diferentes partes implicadas que pueden tener impacto en la reforma del copyright. El más obvio es el Congreso, y volveré a este punto para hablar del Congreso dentro de un momento. Otro lugar donde pueden darse reformas del copyright es a través de los tribunales, mediante las decisiones que los jueces toman en estos casos de los que la gente ha hablado anteriormente hoy. La Oficina del Copyright y el establecimiento de políticas sobre el copyright por la rama ejecutiva es otro lugar potencial donde puede establecerse la reforma del copyright. Pero gran parte del movimiento de la reforma del copyright está teniendo lugar en iniciativas privadas, y ahí es donde la gente como ustedes aparecen, ahí es donde el movimiento Cultura Libre, pienso, tendrá un importante, aunque no exclusivo, papel haciendo avanzar esto.

¿Y qué es lo que hace la Constitución? Le da al Congreso capacidad de promover el progreso de la ciencia y las artes concediendo a los autores derechos exclusivos durante un período limitado. Y el motivo de esto, como la Corte Suprema ha confirmado durante doscientos años, no es poner la máxima cantidad de dinero en manos de las personas que han creado las obras o los editores que las han puesto en el mercado, sino que la consideración fundamental, el objetivo fundamental del sistema es promover el progreso de la ciencia y la difusión del conocimiento al que el público puede tener acceso. De modo que este acceso público al conocimiento es realmente lo que estamos tratando de conseguir. La reserva de derechos exclusivos a los autores es realmente un medio para ese fin. Así que debemos ajustarlo de manera que tengan suficiente iniciativa para crear, pero asegurándonos de que no les estamos dando tantos derechos que de hecho se bloquee el acceso del público en lugar de promoverlo.

Si miras la Constitución y miras las sentencias de los tribunales sobre lo que se supone que es el copyright, vienes a decir algo como, “¿Qué ha ocurrido?” Porque el Congreso parece haber abandonado su responsabilidad de prestar atención a cómo la legislación sobre el copyright afecta al interés público. Y lo ha hecho durante una serie de años principalmente porque la gente de la industria del copyright viene y dice “Oh, esto es tan complicado, y ustedes chicos no tienen por qué ser expertos en esto, así que déjennos escribir las reglas, y cuando las hayamos arreglado entre nosotros, se las devolveremos a ustedes y ustedes pueden aprobarlas, y todo irá perfecto” Y de nuevo, puede que esto nunca haya sido un buen sistema, pero ciertamente no es un buen sistema ahora cuando ahora lo que está siendo afectado son nuestras vidas y todo lo que hacemos en el día a día, y las puertas están realmente cerradas a nuestras aportaciones en este proceso.

Los economistas usan la terminología de elección pública para explicar qué tipo de problemas ocurren en la asamblea legislativa cuando tienes un grupo que va a conseguir beneficios concentrados si se aprueba cierta legislación, y donde hay costos distribuidos, donde el coste para cada persona individual que puede ser afectada por esto es relativamente pequeño y difícil de evaluar. Cuando tienes beneficios concentrados y costos distribuidos, lo que te sueles encontrar es que esas industrias concentradas, como la industria del copyright, son muy buenas consiguiendo dinero para miembros del Congreso, especialmente personas que están en los comités clave, y convencerlos de que aprueben leyes que les sean favorables. Y como la mayor parte de los miembros no dicen, “¡Eh, esto nos afecta a nosotros también!”, entonces no hay nadie que esté ahí defendiendo al resto de nosotros. De modo que si Hollywood dice “Hagan esto, hagan esto, hagan esto", y a nadie más parece importarle, "¿por qué habría de hacerlo yo?” Pienso que esto ayuda a explicar por qué acabamos teniendo aprobada legislación tan asimétrica.

Y la pregunta es, ¿podemos vencer los problemas de elección pública que ahora acosan al establecimiento de políticas de copyright en Washington DC? Pienso que podemos, pero no creo que vaya a pasar en un plazo corto. Una de las cosas que pienso que tiene que suceder si vamos a hacerlo es que tiene que haber organizaciones ciudadanas que realmente representen los intereses de la gente como ustedes. Y ustedes tienen que estar dispuestos a decir: “Esto me importa” para que el Congreso deje de decir “Bien, la única gente que parece preocuparse por esto es Hollywood y si ellos lo quieren y tienen una gran industria, ¿por qué no hacerlo?".

Pienso que hay otros ejemplos de problemas de elección pública en otras áreas que han sido solucionados por el público siendo activo, por organizaciones como la Fundación Frontera Electrónica o Creative Commons que han terminado teniendo un movimiento político asociado con ellas. Pero debemos tener gente que quiera hacer saber a sus legisladores que estos asuntos y estas reglas de equilibrio son realmente importantes antes de esperar que algo de esto ocurra en el Congreso, aunque ocasionalmente ocurren cosas positivas, pero realmente no con demasiada frecuencia.

De modo que ya que el Congreso no parece un lugar muy prometedor al menos en este punto. ¿qué es lo siguiente? Bien, una de las cosas que se puede hacer es arreglar un poco las cosas mediante los tribunales. Mucho de lo que hemos estado escuchando hoy es sobre la reforma del Fair Use [Uso Justo] y hay ejemplos como Jason [Schultz] ha mencionado. A veces alguien te amenaza diciendo que lo que estás haciendo es una infracción, pero, caramba, has hecho esta remezcla y es realmente buena, entonces te plantas y dices “Vale, voy a conseguir que los tribunales declaren que esto es, de hecho, Fair Use”. Y ahora que hay talleres prácticos en Stanford y en Berkeley y la Universidad Americana y Harvard y muchas otras facultades , hay realmente gente que te representará sin que tengas que pagar por un abogado.


Hay realmente muchísimas partes de la legislación sobre copyright que se pueden arreglar mediante los tribunales. Fair Use es probablemente la más destacada pero por ejemplo otra es los daños y perjuicios establecidos por ley. Estoy trabajando en un proyecto para sugerir que los tribunales deberían desarrollar guías acerca de cuándo y qué tipo de daños y perjuicios se pueden obtener en casos de copyright donde los daños y perjuicios puedan ser un múltiplo relativamente pequeño en relación con los daños y perjuicios reales. Pensemos en el caso que fue mencionado antes. Algunos miembros del jurado querían una multa de 750$ dólares por canción infringida – 24 canciones. Algunos querían 150.000$ por canción y se acordó 9.250$. Bien, ¿cuál es el criterio se siguió? No tiene mucho sentido, especialmente considerando que ella podría haber comprado esas canciones en iTunes por 24$. Así que podría ser digamos 3 veces los daños y perjuicos, unos 75$. Es posible que esta sea una cantidad más razonable que 220.000$. Hay cosas que los jueces pueden hacer para decir, “Veamos, esto está realmente desorbitado y los jurados no deberían poder hacerlo”.

Ahora mismo estoy trabajando en un proyecto para intentar convencer a los jueces de que deben considerar los casos de Fair Use en términos de los intereses políticos que están en juego, y así en algunos casos que incluyen la libertad de expresión y de opinión, deberían preocuparse cosas como los efectos paralizantes en la libertad de expresión en casos que incluyen parodia, crítica y malos usos del copyright para censurar las opiniones, y tengo un montón de otros temas relacionados con los que no quisiera cansarlos ahora, pero pienso que que esto es realmente una vía con la que se pueden conseguir mejores veredictos en los tribunales y hacer el Fair Use más predecible. Ese es uno de mis objetivos porque la impredecibilidad del Fair Use es lo que tiene, creo, el mayor efecto paralizante. Así que estos son cosas que se pueden hacer mediante los tribunales.

Otro campo para posibles acciones de reforma es realmente la Oficina del Copyright o alguna sección de la rama ejecutiva. La Oficina del Copyright no ha sido exactamente la más proactiva en cuanto a reformas pero han hecho un par de cosas buenas. En educación a distancia pienso que han hecho algunas buenas propuestas, creo que su estudio sobre obras huérfanas es realmente bueno, ellos han estado presionando la legislación sobre obras huérfanas que te permitiría, si tu hicieras el esfuerzo de encontrar al dueño del copyright y no pudieras, seguir adelante y usarlo, o subirlo a internet y posiblemente no tendrías daños y perjuicios contra ti si la obra fuera de hecho una obra huérfana. Y ellos han hecho un par de otras cosas que pienso que están realmente bastante bien.

Pero mucho de lo que necesita pasar es realmente reformar la Oficina del Copyright en sí misma. Y así parte del trabajo que está haciendo un grupo en el que trabajo es estudiando esto, ¿hay algo que se pueda hacer con la Oficina del Copyright que haga que las cosas vayan mejor? Una idea es, por ejemplo, tener un defensor de los intereses públicos dentro de la Oficina del Copyright cuyo trabajo sea pensar es cómo va a afectar esto a la gente corriente. Otra cosa que se podría hacer es más trabajo práctico. Antes de que se apruebe legislación nueva que va a hacer las cosas más estrictas, quizá podría hacerse algo de trabajo de campo y no solamente adoptar directamente el punto de vista de la industria del copyright. Quizá podrías buscar consejo acerca de qué hacer. Y quizá incluso podría haber algún tipo de pequeñas demandas en los tribunales donde si piensas que tienes Fair Use, en vez de tener que contratar un abogado puedes ir a través del proceso de laudo y por una pequeña cantidad de dinero poder conseguir una resolución, “Sí, esto es Fair Use, sigamos adelante y hagámoslo”. Estas son algunas de las cosas que estamos estudiando.
Las iniciativas privadas viene en un montón de diferentes variantes, y aquí está realmente el punto donde yo creo que tenemos que empezar, y trabajar realmente duro. Bravo por Creative Commons, y Science Commons, por dar pasos realmente proactivos para permitir las licencias que muchos de ustedes encuentran muy adecuadas. La Academia Nacional de Ciencias está a punto de empezar un proyecto de reforma del copyright y han estado pensando en qué vías, especialmente desde un pensamiento económico, pueden pueden usarse para apoyar la política de copyright, porque ahora mismo hay un montón de incompetencias. ¿Qué podemos hacer para que todo vaya mejor? Este es un campo interesante. Conocimiento Público y la EFF también han estado trabajando en algunas reformas del copyright.
Algo que realmente empezó hace un par de años y no llegó a despegar, pero quizá lo haga de nuevo, es un grupo llamado digitalconsumer.org. Ellos empezaron a desarrollar una declaración de derechos de copyright del consumidor. De modo que ¿qué podemos hacer? Pienso que una de las cosas que gente como ustedes pueden hacer para ayudar es esta cuestión “¿Qué podríamos hacer? ¿Cuáles deberían ser los derechos del usuario en el sistema de copyright?” Porque no van a esperar que los propietarios del copyright saquen adelante este tipo de lista, pero quizá esto es algo que ustedes y grupos como digitalconsumer.org y Conocimiento Público o EFF pueden intentar hacer, y pienso que sería algo realmente positivo.

Yo estoy haciendo algunas cosas por mí misma, he empezado a reunir un grupo de unas 20 personas para reunirnos regularmente y tener conversaciones sobre la reforma del copyright. Lo que hemos hecho es empezar a hacer una lista de cosas en las que estamos de acuerdo, cosas en las que no estamos exactamente de acuerdo, y estamos empezando a articular principios de una buena legislación de copyright, que, si somos capaces de articular, pueden ser realmente la base para un modelo simple de legislación de copyright que pienso que equilibraría mejor los intereses que la ley que tenemos ahora mismo. Ese el esfuerzo particular que estoy haciendo.
Creo que quiero terminar mi charla con una reiteración de un punto anterior, que es, ustedes chicos están a la vanguardia. Es fantástico el hecho de salir y crear cosas y jugar con cosas y probar nuevas tecnologías, construir nuevas tecnologías, disfrutar y participar, y contribuir a la cultura sin estar consultando con los abogados. Así que bravo por lo que están haciendo. No ha habido demandas hechas por propietarios de copyright contra remezclas que se han mostrado en sitios como YouTube, y pienso que parte de esto es – he hablado con gente de los principales estudios de cine – ¡y creen que también es Fair Use!. E incluso si algunos de ellos no lo creen, si es tolerado por un tiempo suficientemente largo, se convierte en Fair Use de facto.

Y así, aquellos de ustedes que están comprometidos en este tipo de participación lúdica con la cultura, la ley acabará por reconocer el tipo de compromiso y diversión que están haciendo, y lo permitirá. Pienso en Thomas Jefferson y James Madison y creo que si ellos pudieran ver lo que ustedes, chicos, están haciendo, se quedarían atónitos. Dirían “¡Esto es genial!” Porque lo que querían los fundadores no era hacer posible que los editores de medios de masas pudieran dominar todo el panorama, sino más bien lo que querían era que la gente corriente de los Estados Unidos se educara, adquiriera cultura, contribuyera a la cultura, y participara en el discurso democrático. Así que creo que en este punto ustedes están siguiendo las intenciones de los fundadores más que las industrias del copyright.

Muchas gracias.



Turno de preguntas:

Pregunta:
En esta categoría que usted parece considerar como la más prometedora, las iniciativas privadas, ¿dónde pondría las iniciativas o actividades de las grandes corporaciones privadas en la industria del copyright cuando ellas mismas intentan definir cómo comportarse y como poner en juego sus derechos? Estoy pensando en un acuerdo inminente entre la coalición de editores/autores y Google, que me parece que ha tenido bastante influencia en la manera en que se puede acceder a los libros a través de internet. En ese sentido -esto va a ser un acuerdo privado, no creo que vaya a ser una resolución de los tribunales, pero podría ser – puede tener todo tipo de efectos, porque las partes implicadas son tan grandes, y pienso que es el tipo de decisiones privadas que tiene efectos públicos, así que ¿qué puede hacerse con respecto a este tipo de procesos por grupos que se preocupan sobre la Cultura Libre?

Respuesta:
Bien, se puede decir que la reforma del copyright es una ardua batalla. Y algunos días cuando pienso esto pierdo las esperanzas, pero la mayoría de los días me digo, mira, lo podemos hacer mejor, y esto significa que tienes que decir que hay algunas cosas que están ocurriendo en términos de acuerdos privados que, si se dieran en otro entorno diferente, podrían no suceder. Y quizá algunas veces algunas de estas personas realmente querrían también una situación mejor, de modo que pienso que hay recursos sin explotar en el sector privado que apoyarían la reforma del copyright, si el debate no estuviera completamente dominado por Hollywood. He tenido conversaciones con gente en todas partes en el sector de las Tecnologías de la Información, y no sólo Google y similares, donde la gente dice realmente, “Me encantaría tener una legislación de copyright mejor y más equilibrada” Mientras tanto, tienen que tomar decisiones empresariales y a veces lo hacen de un modo que no beneficiará las reformas del copyright que queremos. Pero no pienso que podamos dejar que ese tipo de cosas nos aleje de nuestra meta principal.


Pregunta:
Usted dijo que trabajando con otras personas estuvieron de acuerdo con principios simples para una nueva legislación de copyright ¿puede decirnos cuáles podrían ser algunos de estos principios?

Respuesta:
Este grupo aún está trabajando, y el tipo de acuerdo que tenemos ahora mismo es que nadie puede hablar por el grupo. Nos hemos estado reuniendo alrededor de un año y medio y hemos tenido reuniones muy productivas, y es un debate muy respetuoso, positivo y sustantivo. Como he dicho, nos hemos puesto de acuerdo en algunas cosas, pero aún no hemos articulado una serie de principios. La tarea que nos asignamos este verano fue articular algunos principios básicos que discutiremos en noviembre, y en esa reunión podremos definir aquello en lo que podemos estar de acuerdo y aquello en lo que no. A pesar de que este grupo pueda avanzar con estos principios básicos, yo diría que no va a ser tan sencillo, porque además de tener algunos profesores de derecho que piensan más o menos como yo, tenemos gente de algunas industrias de contenidos que piensan diferente. Pero voy a seguir adelante con esto no importa cómo.


Pregunta:
Aunque no tenga usted libertad de decirnos algunos de estos principios que han decidido ¿puede decirnos alguno de los principios en los que ha habido polémica?

Respuesta:
No, bien, creo que hay algunas cosas en la que es fácil estar de acuerdo, y algunas cosas en las que no es fácil estar de acuerdo. Uno de los principios básicos en los que pienso que todos coincidimos es que el Fair Use es una parte de la legislación de copyright de una importancia crítica, y la única queja que tenemos es que el Fair Use ahora mismo es demasiado impredecible. De modo que he propuesto lo que yo llamo Fair Uses separados en varios grupos de políticas, y si miras la ley de Fair Use en términos de las políticas y esos grupos, pienso que se hace más coherente, se hace más predecible, y tampoco pierde por completo la flexibilidad de una buena ley. Un área en la que vamos a tener algunas dificultades en alcanzar un consenso es con asuntos como la responsabilidad subsidiaria. La responsabilidad subsidiaria de un ISP o de Google o de otros tipos de intermediarios por actos de infracción que pueden ser cometidos por usuarios – esto es un área bastante contestada, y va a ser difícil alcanzar un consenso. Pero creo que si ajustamos el principio a su nivel correcto, entonces la gente podría luchar sobre cómo este principio se aplica en ciertas situaciones, pero creo que es bastante razonable que podamos encontrar una mayoría de principios donde la gente básicamente esté de acuerdo entre sí. Eso es lo que quiero decir.


Pregunta:
Parece que usted adopta una postura muy intervencionista al tratar estas cuestiones. ¿Es eso raro en su campo? ¿Qué piensan otras autoridades en derecho, por ejemplo, sobre proyectos de educación de los jueces?

Respuesta:
Yo llegué a esta idea de reforma del copyright por el hecho de que había estado en el campo de la legislación del copyright durante más de 25 años y estaba cansándome de quejarme. Quejas, quejas, quejas. Pienso que si me quejo tanto sobre esto podría significar que implícitamente, en algún lugar de mi cabeza, tengo una idea de cómo debería ser una buena ley de copyright. Y si yo creo que esto es cierto, entonces es de mi incumbencia intentar articular estas cosas de forma más activa. Hablaré con cualquier audiencia, hablaré con los jueces, hablaré con los legisladores, hablaré con la Oficina del Copyright, hablaré con gente de la industria, y por supuesto me encanta hablar a grupos como este, es un placer, no una obligación. Pero si ustedes van a cambiar la legislación del copyright, ustedes tiene que intervenir.


Pregunta:
Usted ha hablado un poco sobre cómo hay un montón de posibles infracciones que una persona puede tener en su vida corriente, cantando Cumpleaños Feliz, todo ese tipo de cosas. ¿hay alguna forma en que podamos denunciar a nuestros amigos y mostrar al mundo que pensamos que estamos delinquiendo a diario? ¿Hay formularios en los tribunales que podamos utilizar unos contra otros para de alguna forma dejar claro que están ignorando todas estas posibles infracciones? Porque, saben, yo los denunciaría a todos ustedes. Los apuñalaría por la espalda. Sólo quiero saber si puedo hacerlo.

Respuesta:
No, porque francamente, exceptuando a la gente que está haciendo intercambios de archivos p2p, hay muy poco interés por parte de las principales empresas en ir tras personas individuales. Para que esta Nación Infracción y estas actividades fueran perseguidas se necesitarían docenas de propietarios del copyright. Este es un caso donde el coste de realmente conseguir todos esos clientes es tan grande en relación con lo que razonablemente se esperaría conseguir que realmente no puede formarse un mercado. Así que para mí, este es un ejemplo donde simplemente se tienen que eximir los usos personales. No quiere decir que uso personal signifique que se puede hacer cualquier cosa – porque “¡eh, esto es mío!" - pero el amplio repertorio de cosas que hacemos a diario interactuando con obras debería estar exento de la ley de copyright, punto. Hay varias formas en que se puede hacer esto, una es crear, como algunos países han hecho, una excepción al uso personal de la responsabilidad del copyright. Las copias que puedas hacer, las distribuciones que puedas hacer, están exentas, parcialmente porque la gente debe respetar tu privacidad, y parcialmente porque no es efectivo en costes hacer respetar el copyright a ese nivel. Otra forma en que puede hacerse, es lo que los estados Unidos han estado haciendo principalmente, que es decir que es Fair Use. Yo no creo que John Tehranian piense que todos estos actos sean infracciones. Él piensa que todos son Fair Use. Pero el artículo fue escrito para plantear un punto de vista retórico. De modo que él no está animándote a que empieces a contar cuántas infracciones cometes diariamente, o que debas decir “Él está haciendo más que yo de modo que a él lo pillarán antes que a mí” No creo que esto sea constructivo. Pero estamos tratando de hablar de un movimiento de masas para educar al Congreso y a los que estableces las políticas sobre cómo tenemos que tener una legislación de copyright que funcione para todo el mundo. Ahora mismo no la tenemos y creo que este es un mensaje que debemos llevar adelante.


Pregunta:
¿Podemos ver las notas de sus reuniones para la reforma del copyright?

Respuesta:
No. No estoy abierta hasta ese punto.







> Más posts sobre Copyfight en Liferfe

domingo, 30 de noviembre de 2008

Joost Smiers. Abandonar el copyright


Presentación del libro Imagine... No copyright, de Joost Smiers y Marieke Van Schijndel, a cargo de Javier de la Cueva y Enrique Bustamante. Foto: Imagine... no copyright (24.11.2008): medialab_prado. Licencia Creative Commons: Atribución, Compartir bajo la misma licencia


El 24 de noviembre se presentó en Medialab el libro Imagine... No copyright, de Joost Smiers y Marieke Van Schijndel.




A continuación, un artículo de Smiers de 2005.

Abandonar el copyright: una bendición para los artistas, el arte, y la sociedad
Joost Smiers


Bajo presión por parte de EE.UU., la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual está intentando otorgar a las grandes industrias del sector de la comunicación cultural un control decisivo sobre lo que podemos comunicar en la Red. No sería exagerado recordar el poder que el Comité Central del Partido Comunista tuvo en los viejos tiempos de la Unión Soviética. Deberíamos alegrarnos de que varias organizaciones en todo el mundo estén protestando contra este ataque en profundidad contra nuestros derechos fundamentales de comunicación libre. Aun así, gran parte de estas críticas siguen siendo marginales.

Es hora de reconocer que hay algo fundamentalmente equivocado en nuestro sistema occidental de copyright, que es la fuente de la aberración según la cual sólo unas pocas empresas puedan tener poder sobre cómo nos comunicamos a través de la Red, y las condiciones bajo las cuales esto ocurre. Es hora de preguntarse si deberíamos seguir funcionando con este sistema de copyright, que es un invento del siglo XIX que no está preparado para la promoción del derecho fundamental a la libre comunicación en el siglo XXI. Pasemos a analizar el porqué.

Imaginemos cómo sería el mundo sin copyright. En este texto voy a indicar los argumentos básicos a favor del abandono del sistema de copyright. Podría resultar sorprendente, pero esta intervención mejoraría la situación de la mayoría de los artistas en todo el mundo. También garantizaría que nosotros, como ciudadanos y como artistas, no nos veamos privados de nuestro dominio público de conocimiento y creatividad por parte de unos cuantos conglomerados culturales.

Hace algunos meses, Carlos Gutiérrez, el Secretario de Comercio de EE. UU., anunció una serie de iniciativas dirigidas a acabar con la rampante piratería de, entre otras cosas, la música. Las pérdidas provocadas por la piratería han sido estimadas en unos 250 billones de dólares anuales, sólo en EE.UU. En un comunicado de prensa, Gutiérrez afirmó: "La protección de la propiedad intelectual es vital para nuestro crecimiento económico y nuestra competitividad a escala global, y tiene importantes consecuencias en nuestro continuado esfuerzo por promover la seguridad y la estabilidad en todo el mundo". Ahora bien, tengo que admitir que nunca se me ocurriría pensar que el copyright podía contribuir a la seguridad y estabilidad global.

Se trata de un mensaje fascinante, ¡sobre todo en palabras de un Secretario de Estado norteamericano! Pero Carlos Gutiérrez trató otro aspecto del tema, que resulta más obvio. El copyright se ha ido convirtiendo en una herramienta para hacerse con inmensas inversiones. En la década pasada, se ha convertido en uno de los principales motores de la economía en Occidente, y, más concretamente, de la economía estadounidense. Pero este desarrollo de los hechos tiene un importante inconveniente: las compañías que poseen enormes cantidades de obras bajo copyright pueden, si así lo deciden, proscribir actividades culturales más débiles, no sólo del mercado, sino de la atención del público general. Esto está ocurriendo delante de nuestros ojos. Es casi imposible apartar la atención de las películas taquilleras, los bestsellers y los discos más vendidos plantados ante nosotros por estos leviatanes culturales que, curiosamente, poseen todos los derechos imaginables sobre estas obras. Como resultado de esto, la mayoría de la gente no tiene ni la más remota idea de todas las otras prácticas, menos comerciales, que están teniendo lugar en la música, el cine, el teatro, y las demás áreas artísticas. Esto representa una gran pérdida para la sociedad, porque nuestro mundo democrático sólo puede existir en un entorno de gran diversidad de expresiones culturales libremente articuladas y debatidas.

Comúnmente se entiende el copyright, en primer lugar y por encima de todo, protege el bienestar y los intereses de los artistas. Pero la Historia nos enseña que la primera formulación política de alguna manera similar a nuestras leyes de copyright actuales tuvo objetivos muy alejados del cuidado de los ingresos del artista. La primera iniciativa orientada a proteger la propiedad intelectual de la expresión artística pertenece a la Reina Ana de Inglaterra, quien, en 1557, otorgó al gremio de los libreros el monopolio sobre la impresión y publicación de libros; un monopolio que, de forma muy conveniente, eliminaba toda competencia por parte de los impresores en otros lugares, tales como otros países, o la rival Escocia. De hecho, el término copyright lo dice todo: es el derecho exclusivo a copiar cualquier obra. En ningún lugar de las tempranas legislaciones sobre copyright se mencionaba al autor o al artista que había producido la obra. La Reina Ana tuvo sus razones para aprobar esta legislación. No le agradaba demasiado la idea de "libre expresión", y al otorgar al gremio de los libreros el derecho exclusivo de publicar libros obtenía pleno control sobre qué libros podían ser publicados, y qué libros prohibir y barrer del mercado. Al fin y al cabo, el que otorga derechos también puede revocarlos.

Esta legislación de la Reina Ana es el espectro que sigue persiguiendo al copyright hasta el día de hoy, y quizás más ahora que en ningún otro momento histórico. Grupos cada vez más reducidos de entidades cada vez más grandes y más poderosas poseen los derechos exclusivos de cada vez más obras en los campos de la literatura, el cine, la música y las artes visuales. Por ejemplo, Bill Gates, el famoso fundador de Microsoft, también posee una empresa algo menos conocida, llamada Corbis, que colecciona cantidades ingentes de imágenes de todo el mundo. Junto con Getty, Corbis está desarrollando un oligopolio en el campo de la fotografía y las reproducciones de obra pictórica. En otras palabras: una entidad con un gran poder en el mercado, muy similar al poder del gremio de los libreros en el siglo XVI. El oligopolio tiene control sobre qué obras de arte podemos usar, para qué fines, bajo qué condiciones, de manera muy similar a cómo la Reina Ana controlaba la impresión de libros.

En la mayoría de las culturas en el mundo, este estado de cosas ha sido, y es, muy indeseable, hasta inimaginable. Los artistas siempre han usado las obras de otros artistas, y siempre se han basado en ellas a la hora de crear nuevas obras de arte. Resulta verdaderamente difícil imaginar que las obras de Shakespeare, Bach y un sinfín de otros pesos pesados de la cultura hubiesen podido existir sin este principio de construir en base a las obras de los antecesores. Pero, ¿qué observamos hoy en día? Fijémonos en el ejemplo de los documentalistas, que se enfrentan a obstáculos poco menos que insalvables, ya que su producción casi inevitablemente contiene fragmentos de contenidos visuales y musicales sujetos a copyright, y cuyo uso requiere tanto el consentimiento como el pago correspondiente al propietario de los derechos de reproducción. Esto último está casi siempre fuera del alcance del documentalista, y lo anterior le da a Bill Gates, o a cualquier otro propietario de copyright, plenos derechos de permitir el uso de "sus" contenidos artísticos sólo de las formas que le parezcan apropiadas. Ahora bien ¿en qué lugar, dentro de todo este entramado, se encuentran nuestros derechos humanos? Los derechos humanos deberían garantizar la libertad de comunicación, y el libre intercambio de ideas y formas culturales fue lo que permitió en gran medida la construcción de nuestra sociedad moderna. Pero este desarrollo cultural humano se detendrá si un grupo reducido de personas o empresas pueden auto­proclamarse "propietarios" de la mayoría de imágenes y melodías que ha creado nuestra sociedad. Esto los pone en un lugar privilegiado para dictar hasta qué punto podemos usar una parte sustancial de nuestros logros culturales colectivos, en qué términos y bajo qué condiciones. Las consecuencias serán nefastas. Se nos está silenciando. Nuestra memoria cultural nos está siendo confiscada y guardada bajo llave. El desarrollo y divulgación
de nuestra identidad cultural está siendo mermada, y nuestra imaginación está siendo encadenada por ley.

Al contrario de lo que se pudiera esperar, las aparentemente infinitas posibilidades de la copia y muestreo que permite el uso de las modernas tecnologías digitales no ha hecho más que empeorar la situación. Ofrecer públicamente aunque fuera un segundo de una obra protegida por copyright atraerá de inmediato la atención de los abogados de los "propietarios" de dicho material. Los artistas sonoros, que antes solían muestrear libremente el trabajo de otros para construir nuevas creaciones musicales, ahora son tratados como piratas y como criminales. Han aparecido sectores enteros de la industria dedicados a hacer cumplir la ley, husmeando el universo digital día y noche en búsqueda del menor rastro de obras registradas en el trabajo de otros ­ y los que han sido cogidos in fraganti, a menudo se enfrentan a perder prácticamente todo lo que tienen.

El copyright tiene otro fallo intrínseco que lo hace insostenible en una sociedad democrática. Hoy en día el copyright se basa casi exclusivamente en la llamada propiedad intelectual. Esto constituye un problema, ya que la definición tradicional de propiedad es irreconciliable con los conceptos intangibles como el conocimiento y la creatividad. Una melodía, una idea o un invento no perderían ninguno de sus valores o utilidades si se comparten entre cualquier número de personas. En cambio, cualquier objeto físico, como por ejemplo una silla, rápidamente pierde su utilidad cuando muchas personas quieren hacer uso de ella. En este último caso, el término "propiedad" tiene un significado y una función claras. Lamentablemente, en las últimas décadas la definición de propiedad ha sido extendida muy por encima de cualquier constricción física. Hoy en día, casi cualquier cosa puede pasar a ser propiedad de alguien, como por ejemplo las fragancia o los colores. Hasta la composición de las proteínas en nuestra sangre y los genes en nuestras células son reclamadas como la propiedad exclusiva de tal o cual compañía, que puede, en consecuencia, prohibir su uso por cualquier otra persona o entidad. Por tanto, ya es hora de reconsiderar el concepto actual de propiedad.

En lo referente a obras de arte, es perfectamente concebible que ninguna persona debería tener el derecho a reclamar la propiedad exclusiva sobre, por ejemplo, una melodía. Todos sabemos que todas las obras de arte, y todos los inventos, se basan en las obras de los antecesores. Esto no quiere decir que tengamos que respetar menos a los artistas que crean nuevas obras de arte en base al trabajo de otros artistas, y tenemos la obligación de contribuir al bienestar y los ingresos de los artistas en nuestra sociedad. Pero retribuir cada uno de sus logros, o su reproducción y hasta su interpretación, con un monopolio extendido a varias décadas, es demasiado, porque no deja nada sobre lo que otros artistas puedan construir. De hecho, hasta criticar la obra de un artista se ha convertido en algo peliagudo, ya que puede "dañar" su "propiedad". Por desagradable que suene, las cosas se ponen incluso peores cuando nos paramos a pensar en que la inmensa mayoría de las obras bajo copyright están en manos de un grupo relativamente reducido de grandes conglomerados corporativos. Estas mega­ empresas ni crean, ni inventan, ni producen nada en absoluto, pero exigen que los artistas les otorguen todos los derechos sobre sus obras, a cambio del privilegio de poder distribuir su trabajo.

Desde este punto de vista, hay muy buenas razones para tirar nuestro actual sistema de copyright a la basura. Por supuesto, los artistas se sentirían amenazados por un acto tan radical. Después de todo, sin copyright, perderían todos sus medios de subsistencia ¿no? Bueno, no necesariamente. Veamos, en primer lugar, algunas cifras. Las investigaciones de los economistas han demostrado que sólo un 10% de los artistas se hace con el 90% de los ingresos por copyright, y que el otro 90% de los artistas tiene que compartir el 10% restante. En otras palabras: para la inmensa mayoría de los artistas, el copyright sólo ofrece unas ventajas financieras mínimas. Además, hay otro fenómeno peculiar: la mayoría de los artistas han llegado a algún tipo de convenio con la industria cultural. ¡Como si estos dos grupos tuvieran algún interés común! Por ejemplo, GEMA, la entidad gestora de derechos alemana, envía cerca del 70% de los ingresos por derechos de reproducción al extranjero, principalmente a EE.UU., donde residen varios de los mayores conglomerados culturales del mundo. En este proceso, al artista promedio ni se le ve.

Lo que se necesita es un medio para asegurar que los artistas puedan obtener una retribución justa por su trabajo, sin el riesgo de verse barridos del mercado y de la atención del gran público por el poder mercantil de la industria cultural. Esto podría sonar algo idealista, y quizás poco realista, pero no podemos subestimar la necesidad social de diversidad cultural. Lo que resulta interesante es que para los artistas es perfectamente factible existir y desarrollarse sin copyright. Al fin y al cabo, el copyright no es más que una capa de protección alrededor de una obra de arte; y la cuestión es si las ventajas de esta protección tienen más peso que sus inconvenientes. Los artistas, tanto como sus agentes y productores, son empresarios. Entonces ¿qué justifica el hecho de que su obra reciba muchísima más protección (esto es, control monopolista a largo plazo sobre su obra) que el trabajo de otros empresarios? ¿Por qué no van a poder limitarse a ofrecer su trabajo en el mercado libre, e intentar conseguir compradores?

Intentemos predecir lo que podría pasar en el caso de que el copyright fuese abolido. Uno de los primeros efectos sería curioso: de repente, la industria cultural ya no tendría interés en invertir en bestsellers, películas taquilleras y super­estrellas. Si, a falta de copyright y propiedad intelectual, estas obras se pudieran disfrutar e intercambiar por cualquiera, los gigantes de la industria cultural perderían sus derechos exclusivos sobre las obras de arte. Como resultado, también perderían su posición dominante en el mercado, que mantiene a tantos artistas alejados del gran público. El mercado se normalizaría, lo cual permitiría a más artistas presentar su obra, darse a conocer, y conseguir unos buenos ingresos por su trabajo. Estos ingresos vendrían, en un inicio, del hecho de llegar primeros al mercado con una obra determinada. Pero hay otro factor que contribuye al éxito de los artistas. Un mercado cultural más normalizado ofrecería a los artistas más oportunidades de crearse una reputación, como un nombre de marca, que luego podría ser explotada para vender más obras a un precio más elevado. La copia rápida y generalizada de la obra de un artista, algo sólo posible en esta era digital, podría reducir su valor en el mercado, pero sólo serviría para incrementar la reputación del artista. Esto les da a más artistas la oportunidad de seguir vendiendo su obra a un público más amplio que en el actual modelo controlado por la industria.

Por supuesto, abandonar el copyright pone sobre la mesa una serie de preguntas importantes que necesitan ser respondidas. Más concretamente, se hacen necesarios tres ajustes importantes. En primer lugar, está el tema de que la producción de una obra de arte a veces implica una importante inversión de tiempo y/o dinero. Esto necesitaría una protección legal durante un corto período de tiempo, como por ejemplo un año en el caso de la literatura y el cine, tiempo durante el cual el artista podría explotar los derechos de su trabajo de forma exclusiva. Pero este usufructo sería diferente a las prácticas actuales, ya que la obra automáticamente entraría a formar parte del dominio público tras la finalización de este período: tal y como era costumbre en todas las culturas antes de nuestras leyes de propiedad intelectual de hoy.

Por supuesto que la pregunta es, ¿por qué exactamente un año, y no más? La experiencia nos enseña que la vida económica útil de la mayoría de las obras es de un año, o menos. Tras este período, el producir y distribuir la obra ya no resulta tan interesante para terceros, ya que muchos otros podrían hacer lo mismo, lo cual haría inviable la inversión. Una consecuencia evidente de esto sería que ya no podría haber un uso ilegal de las obras de arte: ya que el material en cuestión ya no pertenecería a nadie. La piratería sería un recuerdo del pasado, tal y como lo serían la criminalización y la persecución de las personas que compartan y distribuyan obras de arte, como por ejemplo los que comparten música a través de Internet.

El segundo problema sería, obviamente, el que muchas obras de arte podrían no proporcionar ningún beneficio en un mercado libre durante un tiempo prolongado. Esto podría ocurrir en el caso de que una obra permanezca "desconocida" para el gran público durante mucho tiempo. Aun así, es importante para la sociedad que una gran variedad de obras de arte estén disponibles para el disfrute y el debate público. Los artistas también necesitan tener la oportunidad de desarrollar su trabajo, incluso cuando éste no resulte interesante para el mercado más amplio. El desarrollo de las aptitudes y el estilo personal del artista habitualmente necesita mucho tiempo, pero está en el interés de toda la sociedad el invertir en este desarrollo. Por esta y otras razones, la sociedad tiene la obligación de apoyar la creación de estas obras de arte por medio de subsidios y otros modelos de apoyo.

El tercer problema se refiere a la totalidad del mercado cultural. Abandonar el copyright eliminaría una base importante de la dominación de nuestras industrias culturales, pero eso no implicaría, necesariamente, que su dominación llegue a su fin. Las industrias establecidas seguirían manteniendo en sus manos el control sobre la producción, la distribución y el marketing a gran escala de los productos y servicios culturales. Esta es una de las razones de su actual éxito: el mantener el control total sobre la obra de arte, desde su gestación hasta el
consumidor final, y es este modelo de distribución el que en gran medida determina de qué películas, libros, producciones teatrales y materiales visuales podemos disfrutar.

Esta concentración de poder sería indeseable en cualquier sector industrial, pero tiene un efecto especialmente nefasto en el campo de la cultura. Por tanto, podríamos imaginar que el mercado cultural fuese sometido a una especie de ley de la competitividad con un fuerte énfasis cultural. Esto estaría relacionado, entre otras cosas, con la posesión de medios de producción y distribución de productos culturales. La legislación también sería llamada a obligar a las empresas culturales a (re)presentar a la totalidad de la actual diversidad cultural que está siendo creada por artistas locales e internacionales.

Este modelo haría que un mundo sin copyright sea no sólo perfectamente imaginable, sino muy beneficioso para muchos artistas, y lo convertiría en una verdadera bendición para la democracia cultural.




Joost Smiers es autor de Arts Under Pressure, Promoting Cultural Diversity in the Age of Globalization (Zed Books), y es profesor de Ciencias Políticas del Arte en el Grupo de Investigación de Arte y Economía en la Escuela de Arte de Utrecht, en Holanda.

El presente texto se licencia bajo Creative Commons By­NC­SA. Puede consultar el texto completo de la licencia en http://creativecommons.org/licenses/by­nc­sa/2.5/

Traducción de Kamen Nedev
De la traducción: Esta obra está bajo una licencia Reconocimiento­Sin obras derivadas 2.5 España de Creative Commons. Para ver una copia de esta licencia, visite http://creativecommons.org/licenses/by­nd/2.5/es/ o envie una carta a Creative Commons, 559 Nathan Abbott Way, Stanford, California 94305, USA.
Publicado en http://www.medialab-prado.es/mmedia/1594


Otro texto de Joost Smiers:
> Imagine a world without copyright. 2005