La primera idea de esta historia fue escribir sobre la injusticia. Fue hace cinco o seis meses, y sinceramente no recuerdo por qué causa, son tantas.
Dibujé un esquema de relaciones entre tres personajes: X, Siete y Espín, y una penca. Entonces pensé en usar cochinilla en vez de acuarela o acrílico, y a su vez eso entró a formar parte del guión. Cochinilla, lápiz y tratamiento digital.
El resultado es una historia un poco atrabancada. La explico: Espín y X están mirando un día con el cielo rojizo. Espín tiene la idea de pintar con cochinilla. Pinta una caricatura de Siete como un cochino. Siguen paseando, X está cansada, o hambrienta. Espín coge un higo pico y se lo tira. Siete descubre el dibujo del cochino. En resumen: La cochinilla pica a la penca, Espín escacha la cochinilla, se ríe de Siete, le tira el higo pico a X y no le pasa nada. X es inocente pero le cae el higo pico encima y Siete la pincha con la espada. Conclusión: no hay justicia.
Todo esto me ha dado la idea de escribir otro guión en el futuro sobre la cochinilla relacionándola con la crisis. No solo la crisis económica de ahora (escribo esto en 2010) y este otro ciclo del turismo, sino también la crisis más amplia: energética, social, política y ecológica.
El cultivo de la cochinilla llegó a Canarias en el siglo XIX. Las pencas o tuneras (Opuntia ficus-indica) se importaron de América para producir el parásito (cochinilla, Dactylopius coccus) del que se obtenían tintes naturales en la gama de los malva. Pigmentos magníficos, muy estables. Primeras exportaciones: 1832, crisis total 1880. Un ciclo de tan solo 50 años. A la economía de la cochinilla canaria le enterró la espada Sir Perkins, que sintetizó la malveína en el laboratorio de su casa en 1856 y la Reina Victoria acabó de asesinarla con el chal teñido de malva que llevó en la Exposición Universal de Londres de 1862.
Más información:
- Historia de la cochinilla en Canarias I, II y III
- Rescate del cultivo de la cochinilla en Mala y Guatiza
- William Henry Perkins
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