Estas tres historias cortas las aboceté hacia 2003, no sé la fecha exacta y tampoco importa, se quedaron en un cuaderno.
En la revisión que empecé hace algunas semanas cambié todos los textos del episodio 3, y me propuse hacer una versión bilingüe que me llevó más de diez días de pruebas y dolores de cabeza para que los textos en inglés y español tuvieran el mismo significado y conservaran el juego de palabras. Descarté muchas opciones, sobre todo las que eran caminos demasiado fáciles, por ejemplo usar palabras como educación-education, subcontinental-subcontinental. Me hubiera gustado emplear la palabra aeonium, común a los dos idiomas pero V. me convenció de que era muy poco conocida, aunque para mí y para cualquiera mínimamente amante de la flora autóctona de las Islas es tan familiar.
Los aguacateros
En este Valle los aguacateros son muy comunes, aunque las fincas dedicadas exclusivamente a su producción han ido reduciéndose, así que una finca abandonada con los aguacateros secos es algo que todo el mundo ha visto. Correr entre los aguacateros pisando la alfombra de hojas secas y crujientes, subirse a los árboles, son de de esas experiencias de la infancia que algún día le implantarán a los replicantes de esta isla.
La realización de las historias la hice muy simple, usando tan solo lápiz, lápices de colores y escaneado con los ajustes mínimos.
Los episodios
Básicamente se narran tres episodios de una tarde en que X recorre una zona con aguacateros secos y según los que va encontrando tiene diversas experiencias.
:: En la primera experiencia, la observación de un aguacatero en un terreno inclinado lleva a X a hacer unos experimentos sobre hasta qué ángulo aguanta sin caerse. O algo así.
:: En la segunda, unas ramas secas en espiral le inducen una especie de trance.
:: En la tercera, las inusuales ramas en forma de vocales le causan a X un estado de confusión mental en el que solo puede articular frases con las cinco vocales y ninguna más. Mientras se aleja de los aguacateros empieza a crear una historia en voz alta en fragmentos de cinco vocales hasta que se aleja lo suficiente y la visión de un monte la saca de su estado mental semihipnótico, aunque aún su mente sigue aferrada al esquema de las vocales.
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