martes, 5 de julio de 2005
Espinita 029: Realidades y reflejos
Sólo una vez vi la escalera de un estanque numerada, no recuerdo con qué cámara le hice una foto, alguna cámara-basura de baquelita, supongo. Los únicos frenos que tenían lo que llamábamos carros de rodillos en mi infancia, construidos con unas tablas y cuatro rodamientos de bolas eran los pies o sencillamente, chocar. Aparte de estos adornos más o menos autobiográficos, esta historia intenta enseñar que si le hacemos caso a los consejos de autoayuda a lo mejor terminamos en el suelo, con un golpe en la cabeza. Es un poco broma, ¿vale?.
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