miércoles, 15 de diciembre de 2004
Espinita 012: Arcoiris nocturno
He visto tres veces un arcoiris nocturno, la última hace más de 8 años. Tuve tiempo de subir a la azotea y hacerle una foto (con película, cámara analógica, trípode, muchas prisas). Fue, seguramente, en 1996. La foto me enseña que éste es un fenómeno esquivo y un poco tramposo: por el efecto de la larga exposición, lo que visto con el ojo es la luz fría de la luna llena y los colores increíblemente sutiles, casi blancos, del arcoiris, se transforman, se saturan, y parece una simple foto de uno diurno, un poco movida.
La primera vez no había leído nada, no sabía nada, una noche de luna llena, con llovizna, de repente lo vi. Subimos todos a la azotea, mi madre, mi hermano, no recuerdo quién mas, a verlo. Como dije antes, es casi completamente blanco, con diferencias muy sutiles que se perciben sólo lejanamente como colores, al menos en mi caso, y eso teniendo la vista educada en el color (que para eso me pasé un año pintando bodegones estilo estándar-escuela de arte, obligado a ver y pintar colores de todo tono y saturación en objetos como paños blancos, bloques grises o vasijas marrones).
La segunda vez estábamos de caminata por los montes de La Esperanza, de noche, en septiembre, una luna llena, y para variar nos llovió, una llovizna fina continua que al menos nos dio otro arcoiris.
Desde un punto de vista científico no tiene nada de especial, pero para mí, merecía una historia.
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