miércoles, 14 de junio de 2006
Espinita 062: Dibujar
Una interpretación de esta historia es que todo son ideas que me pasan por la cabeza al ponerme a dibujar un cañaveral, el de la primera viñeta, ideas que va desarrollando Amalia.
Dibujar supone tener que recordar la estructura de las cañas, la textura visual de las hojas moviéndose con la brisa, los planos de profundidad.
También supone enfrentarse a la imposibilidad de dibujar el ruido de los crujidos de las pisadas blandas entre las cañas, el sentimiento de aventura de entrar en los cañaverales donde jugué de niño. Esas limitaciones que hacen inútil la arrogancia de querer dibujar bien.
Amalia, la narradora, soy yo, aunque se equivoca y confunde en su discurso el dibujo con el arte del concepto, cada forma de dibujo que nombra es más efímera que la anterior. Por otra parte Espín seguramente no estaba pensando nada, así que sus conclusiones no son más que elucubraciones sin base real.
Conclusiones: los discursos son inútiles; mientras dibujas casi siempre piensas mucho; un cañaveral es un lugar maravilloso.
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