domingo, 18 de diciembre de 2005
Espinita 042: La cura de la angustia
Una de las muchas historias que me cuenta mi madre de los años de su infancia es sobre cómo usaban colchones rellenos de camisas de millo secas. Las camisas son esas hojas finales que rodean a la piña. Era una época de pobreza y autarquía donde se aprovechaba exhaustivamente cada recurso.
Tengo algún recuerdo nebuloso, quizá inventado, de haber usado alguna vez, siendo muy pequeño, uno de esos últimos colchones, incómodos y sobre todo, crujientes y ruidosos cada vez que uno se movía.
Aunque no lo escribí así, y esta historia tiene al menos dos o tres años, en estos días he tenido una revelación: pienso que Siete usa un colchón de camisas de millo, y es muy posible que lo que sueña esté inducido por los crujidos, cuanto más lo pienso más lo creo, de manera que dibujé una última viñeta con mis sospechas.
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